TV SHOW
El mago no encontró la magia y perdió un pozo de US$323K
Antonio Esfandiari volvió a las mesas televisadas y a pesar de que sus poderes fallaron una vez, al final de la noche fue el máximo ganador.
La renombrada psicóloga Pilar Quijada se sumerge en el fascinante mundo de la comunicación no verbal para revelar cómo las expresiones faciales pueden delatar las emociones, incluso cuando se intenta disimularlas.
En su artículo publicado en el sitio ABC, Quijada destaca la importancia de mantener una «cara de poker» en situaciones estratégicas, como en el caso de las partidas de naips, para no revelar pistas a los adversarios.
La profesional señala que las emociones auténticas se reflejan a través de movimientos musculares involuntarios, mientras que las emociones fingidas son expresadas de manera consciente. Hace hincapié en que las expresiones falsas tienden a ser asimétricas, duran más y carecen de los indicadores completos de emociones genuinas, como movimientos corporales y conducta no verbal.
Quijada cita al psicólogo Paul Watzlawick para destacar la importancia de la comunicación no verbal que va más allá de las palabras dichas y aborda la dificultad de mentir efectivamente para respaldar el dicho popular de «las mentiras tienen las patas cortas».
Por lo tanto, la comunicación no se limita simplemente a las palabras que decimos. También es importante la comunicación no verbal, es decir el lenguaje corporal que acompaña a lo que se dice: los gestos que se hacen con la cara, la posición de los brazos, la mirada, etcétera. Y cuando lo que se está diciendo no «cuadra» con lo que el cuerpo expresa, esto hace desconfiar instintivamente a quien escucha. De ahí que mentir no sea tan fácil.
El artículo también hace referencia a un estudio de la Universidad de Los Ángeles que revela que incluso las personas consideradas sinceras mienten aproximadamente una vez cada 8 minutos y destaca cómo estas pequeñas falsedades forman parte de la vida cotidiana.
Para respaldar esta afirmación, se procedió a grabar las conversaciones de 20 voluntarios y posteriormente se verificaron las inexactitudes presentes en las grabaciones. El hallazgo reveló que, sorprendentemente, incluso los participantes considerados más sinceros habían emitido falsedades con una frecuencia de aproximadamente una vez cada 8 minutos.
En el análisis de Quijada, explora cómo estas dinámicas afectan a diferentes profesiones, revelando que aquellos con más relaciones sociales, abogados, psicólogos, periodistas, políticos, y porqué no sumar a los grinders, recurren con mayor frecuencia a estratagemas de comunicación no verbal para manipular a su interlocutor.