NORTH AMERICAN POKER TOUR
Varios latinos y figuras avanzan en el Main Event del NAPT
Masato Yokosawa llega como chipleader al Día 3 del Main Event en el circuito norteamericano.
Esta es la segunda parte del perfil de Gus Hansen. La primera parte se publicó el lunes 1 de abril y se puede leer acá.
Gus Hansen puede (y lo hace) perder ominosas cantidades de dinero pero se las arregla para mantener su estatus de súper estrella y un estilo de vida digno de cualquier millonario. Hansen ha establecido a Mónaco, uno de los lugares más caros para vivir, como su residencia y desde allí decide, día a día, las actividades que, en su mayor parte, involucran deportes y apuestas de por medio.
Además de los juegos de mesa, otra de las pasiones de Hansen es el tenis. Aunque nunca llegó a practicarlo de manera profesional, ha estado en las canchas en varias ocasiones y no ha dudado en dejar de lado torneos de poker si se interponían en partidas importantes de este deporte. En el 2009, por ejemplo, Gus asistió al partido entre Rafael Nadal y Robin Soderling en los cuartos de final del abierto francés.
El danés estaba en primera fila observando de forma atenta el encuentro y su decepción fue enorme al ver caer a Nadal. El motivo estaba claro: Hansen tenía una apuesta de 1.4 millones de euros para que Nadal ganara, no el encuentro, sino el torneo completo. Nadal era claro favorito para lograr la victoria pues venía de una racha de 31 partidas sin perder pero para Gus eligió el peor momento para romperla.
La pasión por el tenis por parte de Hansen va más allá del deporte en sí. Durante los últimos años se esparció un fuerte rumor que afirmaba que el danés mantenía una relación amorosa con su compatriota Caroline Wozniacki, actualmente la mejor tenista del mundo. Gus negó en un par de ocasiones el rumor aunque ha asistido a todos los partidos importantes de Caroline.
[do action=»epigrafe» epigrafe=»Con Caroline es más fácil olvidar los bad-beats» medida=»t560px» align=»centrado»/]
Nombrado como uno de los hombres más sexys del mundo por la revista People en 2004, todo indicaría que a Hansen no se le dificulta estar con hermosas mujeres. Tan es así que, incluso, rechazó una apuesta contra Phil Ivey que quizá muchos no habrían dudado en aceptar. De acuerdo con Gus, simplemente tenía que evitar cualquier contacto sexual (con él mismo u otras personas) durante un año y, si lo lograba, recibiría dos millones de dólares.
«Me pareció muy poco dinero para realizar ese sacrificio», fue el motivo por el cual Hansen decidió no aceptar el desafío.
Pero Hansen no siempre se niega a las apuestas, aunque no le sean precisamente favorables. A principios de 2009, Gus arregló nada menos que un combate de boxeo contra su amigo Theo Jorgensen que se llevó a cabo mientras se disputaba el EPT de Copenhague. El duelo no terminó bien para Gus, quien sucumbió ante los puños de su rival y tuvo que pagar $35.000 dólares. De haber triunfado, se habría llevado $25.000 pero, sobretodo, su orgullo intacto.
Así, y no de otra manera, es la vida de los pro.
Cuando Full Tilt Poker se desvaneció después del Black Friday, buena parte de la escena de High Stakes desapareció también. Algunos jugadores decidieron emigrar a PokerStars mientras que otros optaban por la transición a partidas en vivo, lejos de las páginas de trackers y de los programas de apoyo. Gus Hansen, por su parte, decidió que era un buen momento para retirarse y tomar un descanso.
Hansen se tomó las cosas con filosofía. En principio dijo haberse sorprendido como casi todo el mundo al enterarse del desastre que existía en Full Tilt Poker y que causó el cierre de la sala. Además, esta situación lo sorprendió en medio de una gran racha ganadora (era uno de los jugadores más ganadores en ese momento) y, por lo tanto, también vivió en primera persona el hecho de no saber si recuperaría su abultado bankroll en Full Tilt.
A pesar de todo, Hansen se alejó de las mesas, aunque aseguró que no era precisamente una por una cuestión de dinero. «Sentí que, ya que era un jugador patrocinado por la sala que tenía problemas, era inapropiado que jugara», explicó, «Si había algo que podía hacer para ayudar, lo hacía. Si no, simplemente mantenía un perfil bajo».
[do action=»epigrafe» epigrafe=»Nada como una partida de bádminton para olvidar los problemas» medida=»t560px» align=»centrado»/]
El término perfil bajo se refería nada más que al poker online. Hansen no jugó una sola mano en casi dieciocho meses aunque no abandonó su pasión por otros juegos. El ajedrez, el bridge y el tenis ocuparon el espacio dejado por el poker y lo mantuvieron ocupado mientras esperaba la resolución del caso Full Tilt. «Cuando quitas el poker de la ecuación, puedes pasar más tiempo con tu familia y amigos… y además me volví a poner en forma», afirmó.
Cuando ya el rumor era que PokerStars tomaría el control de la situación y rescataría a Full Tilt Poker junto con todos los usuarios que tenían su bankroll en el limbo, Hansen decidió volver a las mesas y fijó su destino en Macao, el legendario paraíso de apuestas asiático. Su primera incursión en las mesas de cash de Macao fue en enero de 2012 y tuvo tan buenos resultados que repitió la experiencia un mes después.
De esta segunda experiencia llegó, de primera mano, una muestra de que Gus sigue siendo, a pesar de todo lo pasado, un apostador nato sin miedo a nada: «Cuando pones a tu oponente en un set o en un proyecto a color el river completa el proyecto y dobla una carta ¿Es correcto parar una apuesta de $4.2 millones ($540.000 estadounidenses)? La respuesta posiblemente es no. La mala noticia es que yo lo hice. La buena noticia es que mi rival estaba en bluff y gané un pozo de $1.7 millones».
[do action=»epigrafe» epigrafe=»Pago, pago. Uff, menos mal que era un blufff.» medida=»t530px» align=»centrado»/]
Así es Hansen, siempre yendo contra viento y marea y contra toda lógica, inclusive la suya. Aunque gana pozos millonarios, su manejo de bankroll le impide, por ejemplo, participar en torneos de un millón de dólares como el Big One for One Drop. El danés fue uno de los primeros en confirmar su asistencia pero no había pagado el buy-in y sólo participó porque ganó un satélite de $25.000 dólares que entregaba un tickt. De hecho, tuvo dudas de siquiera participar en el satélite.
«No veo nada malo en jugar torneos de $200.000 o un millón de dólares», relató Hansen, «Depende de las posibilidades del individuo y además este tipo de eventos puede traer jugadores nuevos al entorno».
En noviembre de 2012 Full Tilt Poker volvió a la vida y con él renacieron también las partidas de High Stakes. Un mes antes, Gus Hansen había sido anunciado como el primer embajador de la sala y después se unieron a él Viktor Blom y Tom Dwan como parte del equipo «Los Profesionales». Un nombre peculiar bajo el que se agruparon tres de los jugadores que más acción han generado en las mesas de poker en la última década.
Desafortunadamente, para Hansen el regreso no ha sido épico ni satisfactorio. En este año, por ejemplo, encabeza la lista de perdedores con un déficit de $2.7 millones de dólares en 54.000 manos y cada vez que se sienta en una mesa los regulares aparecen de la nada. Sin embargo, al contrario de desanimarlo, este hecho lo motiva: «Simplemente me hace trabajar más en mi juego. Digamos que estoy seguro que algunas críticas que se me hacen son equivocadas».
Pocos se atreverían a tomar consejos de Gus Hansen pero, en una entrevista, se atrevió a dar dos.
1. Una buena manera de preparase para una sesión es realizando un sudoku o acostarse con una modelo de Victoria Secret. Lo que quieran.
2. Lo único que disfruto 10-Handed ocurre en mi cama un sábado a la noche.
Eso sería todo.