Esta es la segunda parte del perfil de Mike Matusow. La primera parte se publicó el lunes 7 de julio y la puedes leer desde acá.

4. De Aruba a la prisión

Mike Matusow puede presumir de ser un jugador de poker exitoso, al menos si tomamos en cuenta sus resultados sólo en torneos de la última década. En total ha ganado $8.9 millones de dólares y es poseedor de cuatro pulseras de la World Series of Poker, la última de las cuales la ganó este mismo año. En 2005, el año que llegó a la mesa final del Main Event, fue el ganador del Tournament of Champions, un evento al que se podía acceder sólo por invitación, y se llevó un millón de dólares.

Pero la vida de Mike no ha transcurrido sólo en las mesas de poker. De hecho, tiene un periodo bastante difícil entre 2004 y 2005 en el cual pasó seis meses en el Centro de Detención de Clak County del Estado de Nevada acusado de posición y tráfico de sustancias prohibidas. La historia es confusa pero involucra a un amigo de Matusow que a la postre resultaría ser un policía encubierto que trataba de desarmar a una organización de distribución de drogas.

Matusow contrató a un abogado para su defensa pero pronto se dio cuenta que las acusaciones eran serias y su estrategia cambió para intentar no ir a una cárcel federal por diez años sino seis meses en un centro de detención. Su abogado aseguró que era la mejor opción y a finales se septiembre Matusow ingresó al reclusorio después de haber pasado una semana en Aruba donde jugó un torneo y quedó tercero ganando $250.000 dólares.

Nadie en el torneo sabía que Matusow estaba muy cerca de desaparecer por seis meses por cargos que, según él, nunca cometió. Pero «The Mouth» estaba aterrorizado: «La primera semana me preocupé en sobrevivir», recuerda. «Pero la verdad es que en prisión, si tienes dinero, nadie te va a molestar. Pronto nadie tenía permitido acercarse a dos metros de mí».

Durante su estadía en prisión Mike continuó con su afición por las apuestas deportivas (realizaba sus apuestas por teléfono) y cuando fue liberado no había ni rastro del premio conseguido en Aruba.

Pero ya era 2005 y en un par de meses se encontraría en la WSOP alcanzando, por segunda vez en su carrera, la mesa final del Main Event.

5. La varianza en su punto más crudo

Acostumbrado a ganar, a las mesas finales, a los premios de más de seis cifras, Mike Matusow no podía creer el año que había tenido. En 2009 sólo tuvo cobros en una ocasión y terminó el año con un premio de $7.411 dólares, lo que lo llevó a catalogarlo como el peor año de su vida.  «No puedo ganar, no importa lo que haga», dijo Mike en aquel entonces, «En 24 torneos sólo cobre en uno».

El cambio había sido radical pues en 2008 Mike había disfrutado de mesas finales e incluso había conseguido su elusivo tercer brazalete. En total, ese año se embolsó $1.3 millones de dólares en premios y decía, sin ningún temor, que era uno de los mejores jugadores de torneos del mundo.

Matusow atribuyó el fracaso de su año a un suceso en particular: El escándalo de UltimateBet que ocurrió entre 2005 y 2007. En aquellos años Mike era un regular de las partidas más altas en esa red y también fue uno de los muchos afectados por los súper usuarios que podían ver las cartas de todos los jugadores en tiempo real. «Perdí aproximadamente $1.5 millones de dólares y sólo recuperé $375.000», afirmó Matusow.

Sin embargo, quizá la pérdida no es lo que más le duele sino que Mike era un amigo cercano a Russ Hamilton, quien era el que manejaba las cuentas de Súper Usuario y el principal beneficiado económicamente de todo el suceso. Hamilton, quien era consultor en UltimateBet, le aseguró que no había ningún problema con la sala y que seguramente sólo estaba teniendo una mala racha.

«Perdí 50 de 51 días y sentía que podían ver mis cartas», recordó Mike. A pesar de sus sospechas nadie parecía prestarle atención pero al final resultó que tenía razón. Igualmente, el daño estaba hecho y parece que es hoy que Mike no ha podido recuperarse del todo: «La situación destruyó mi vida porque destruyó mi confianza», aseguró, «Yo era uno de los jugadores más temidos pero ahora tengo miedo de poner fichas en el pozo porque en Ultimate Bet me pagaron todas las veces que estaba en bluff».

Desde la situación con Ultimate Bet, Matusow se convirtió en un ferviente crítico del poker online a pesar de que él jugó en diversas salas durante muchos años. Ahora, sin embargo, su postura está clara: «Los jugadores de poker online están arruinando el poker».

6. El nuevo Matusow

Dicen que la historia pone a todo el mundo en su lugar. Y a Matusow, después de dos años intrascendentes, el 2013 lo recibió con muchas caricias. Apenas en enero ganó el NBC Heads-Up NL Holdem Championship y se embolsó $750.000 dólares tras superar a jugadores de la talle de Scott Seiver, John Hennigan y Viktor Blom. «Estoy en la cima del mundo», declaró Matusow al ganar su primer título después de cinco años.

Su buena racha no se detuvo ahí pues cinco meses más tarde, durante la World Series of Poker, ganó el cuarto brazalete de su carrera en el evento 7-Card Stud Hi-Low de $5.000 dólares. «Sentí que era el mejor jugador de la mesa», reveló Mike, «Estoy muy feliz». Matusow posó feliz con su nuevo brazalete, aunque muchos años antes declaró que estos objetos eran simplemente basura.

Con el tema de la WSOP es donde Matusow suelta toda su furia. Dice que le frustra el hecho de que la organización gana quince millones de dólares cada año sólo por la marca y no devuelva nada a la comunidad. Por ello, afirma que el brazalete no vale nada para él: «Podría tirarlos a la basura y no sentiría nada». La razón de su odio por las pulseras es sencillamente porque, como todos sabemos, las puede ganar cualquiera.

«Vi a Roland de Wolfe ganar un evento de PL Omaha Hi-Low sin haber jugado esa modalidad nunca en su vida», reveló Mike, «Cuando David Williams ganó su pulsera en el torneo de Stud era, literalmente, el peor jugador de Stud en el planeta. No podría haber jugado peor si lo hubiese intentado».

7. Un hombre regenerado

Mike Matusow afirma que es un hombre nuevo, que ha cambiado. Que ya no es más el degenerado apostador amante de las apuestas deportivas. Se atreve, incluso, a decir que nunca más estará en la bancarrota. «No quiero volver a pedir prestado dinero nunca más en mi vida», aseguró.