Cuando un jugador de poker piensa que tiene la razón sobre algo, normalmente decide probarlo realizando una apuesta. Por esta razón, las prop-bets son un recurso muy popular entre todos los jugadores, quienes deciden poner su dinero donde está su palabra, ya sea para demostrar que tienen la razón o para hacer que algo suceda.
Desde que el poker y Twitter se popularizaron, hemos sabido de múltiples tipos de apuestas que amigos (y no tanto) realizan con mucho dinero en el medio. En esta edición de El Dato del Azar, conoceremos algunas de las más insólitas (o sencillamente estúpidas) que han ocurrido.
1. En el baño del Bellagio
Jay Kwik, jugador profesional de poker, apostó con Andrew Robl que podría vivir durante un mes en el baño de una habitación del hotel Bellagio de Las Vegas. La apuesta establecía muchas normas, entre ellas un acceso a un reproductor de DVD o la posibilidad de usar su celular por un par de minutos al día. El dinero de la apuesta nunca se reveló pero Kwik la estaba pasando tan bien que Robl decidió suspender la apuesta a los pocos días y pagarle $40.000 dólares.
2. Un tiburón entre tiburones
Huck Seed, campeón del Main Event de la World Series of Poker en 1996, es un asiduo a las apuestas alocadas. Una de ellas la realizó con Phil Hellmuth, quien tuvo la oportunidad de ganar $50.000 dólares en sólo tres horas. Todo comenzó cuando Seed le aseguró a Helllmuth que podía pasar 24 horas sumergido en el océano, sólo con la cabeza en el exterior. Phil aceptó pero la situación no fue tan sencilla y Sedd volvió a tierra firme tras tres horas de estar en el mar.
3. Sin acción no se puede vivir
Hace mucho tiempo, cuando todavía no existía el poker online, los compañeros de juego de John Hennigan, un regular de las partidas de High Stakes de Las Vegas, le propusieron ganar una cifra de seis dígitos si conseguía pasar 30 días en un pueblo del estado de Iowa. La peculiaridad es que en Des Moines (el pueblo en cuestión) no había casino y ninguna posibilidad de apostar. Hennigan aceptó pero sus compañeros tenían razón: volvió a los dos días a Las Vegas y pagó su apuesta.
4. Demasiado bueno para dejarlo pasar
En los viejos tiempos del poker, uno de los hombres que no negaba acción a nadie era Johnny Moss. A él le ofrecieron la propuesta de intentar derribar a un hombre que nunca había perdido una pelea de bar en su vida. Las odds eran 15:1 y hacia allá fue Moss, quien golpeó al hombre por la espalda. Desafortunadamente, el golpe no tuvo el efecto adecuado y Moss terminó en el hospital con varios huesos rotos.
«15:1 era demasiado bueno para dejarlo pasar», dijo Moss poco después.