Primer domingo del año: Implementa esta rutina desde ahora en adelante
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Una de las armas infalibles de un jugador de poker es el bluff, la capacidad de contar una mentira y salir airoso para llevarse el pozo. Muchos deciden continuar con su relato fantástico aún después de que la mano ha terminado (de allí que nunca hay que creer lo que nos diga un rival al respecto de sus cartas) y otros van más allá y arrastran su mentira tan lejos como hasta los baños del Rio Hotel & Casino durante la WSOP.
Esta es la historia de Sam Grizzle y Paul «Eskimo» Clark dos amigos y jugadores de la vieja escuela. En el 2010 ambos se encontraron de casualidad en los baños del Amazon Room durante el descanso de un evento de $1.500 dólares de la WSOP y Griezzle preguntó a su compañero cómo le iba en el torneo. “Muy bien, tengo 28.000 fichas ¿y tú?”, “Igual, tengo alrededor de 30.000”, dijo Grizzle.
Al ver la igualdad de condiciones, Grizzle le propuso a Clark cruzar el 10% en caso de llegar a premios y el trato quedó cerrado inmediatamente. Cuando Grizzle salió del baño un jugador que había escuchado la conversación le dijo: “Eskimo, lamento decirte que Sam estaba en mi mesa y fue eliminado hace diez minutos”. “No te preocupes”, replicó Clark, “Yo ni siquiera me registré en el evento”.
Lo dicho: nunca confíes en un jugador de poker y menos si lo encuentras en un baño del Amazon Room.