Para llegar a ser un jugador de poker consolidado y ganador se necesita tiempo y no solo para poder ganar un gran torneo o construir la banca necesaria para jugar altos niveles. También hay que conocer y dominar distintos factores como el metajuego, lectura de tells o aprender a controlar el bote, aspectos que terminan siendo pequeñas ventajas competitivas que se pueden tener en una partida.

Las cantidad de dinero en cada apuesta y toma de decisión puede representar, en muchas ocasiones, que determinado jugador siga involucrado en la mano sin tener nada y que eso represente una mayor explotación a nuestro rival. Aunque parezca obvio, muchas veces se olvida o se practica a la inversa una máxima del poker que dice:

«Cuando se tiene una buena jugada hay que hacer crecer el bote y
de lo contrario hay que controlarlo».

El mejor ejemplo para representar esta regla es cuando un jugador con par de ases en mano decide solo pagar la ciega grande preflop para tratar de jugar el llamado slow play. Aunque en algunas ocasiones la jugada saldrá bien, es una mala decisión al largo plazo ya que se dejará abierta la posibilidad de que un rival conecte una buena jugada en el flop con cartas mediocres o que nos llevemos la mano sin la ganancia máxima que pudimos haber extraído. 

Por el contrario, apostar de forma agresiva teniendo una tercera pareja para tratar de tirar a nuestro rival puede que de resultado como una especie de bluff en algunas ocasiones, sin embargo, a largo plazo la decisión correcta es solo pagar la apuesta del rival o incluso tirar las cartas para minimizar los riesgos de una mano marginal que se está jugando. 

El llegar a dominar el tamaño de las apuestas es casi un arte dentro del poker y se necesita mucho estudio para comprenderlo a plenitud, desde la parte psicológica, probabilidades, outs o las combinación de varias son muchos los factores a tener en cuenta, sin embargo, jugar con lógica es en muchas ocasiones es la manera más rentable de ganar en una mesa.