La pandemia actual de COVID-19 sigue afectando a los países de maneras distintas, mientras que algunos planean la reapertura de sus casinos y agendas de torneos futuros, otros vuelen a cerrar por una segunda ola de contagios. 

En el continente asiático, donde se generó el coronavirus a finales del año pasado, han prendido nuevamente las alarmas, más específicamente en Corea del Sur que ha tenido que cerrar todos sus casinos por nuevos clientes y trabajadores contagiados. 

Kangwon Land y Paradise Co Ltd, dueño de cinco establecimientos de juegos, anunciaron la semana pasada que extenderán su cierre hasta al menos el 21 de septiembre. A comienzos de año, en febrero, habían tenido que suspender operaciones que volvieron a retomar a mitad de julio pero que cerraron, una vez más, el 23 de agosto.

Desde la segunda quincena de agosto, el país ha reportado 100 casos o más cada día, solo a comienzos de esta semana, el lunes, fueron 119 positivos para COVID-19 de los cuales 6 pertenecen a empleados de uno de los casinos, el Paradise City. 

«Durante el período de suspensión, haremos todo lo posible para prevenir la propagación de la infección ampliando el alcance de la inspección, así como realizando una desinfección completa y una cuarentena precisa para toda la instalación, incluido el sitio comercial relevante, en estrecha consulta con las autoridades de cuarentena». dijo uno de los casinos en un comunicado.

En Corea del Sur pasa una situación particular y es que no todos los casinos aceptan a jugadores nacionales o son exclusivo para extranjeros. De estos últimos, el Busan Casino, Jeju Grand y Paradise Walkerhill aún permanecen abiertos pero con estrictas medidas de seguridad en materia de salud.

A nivel interno, la situación ha generado mucha polémica, mientras algunos consideran que la respuesta del gobierno de suspender nuevamente actividades es acertada, otros especialistas aseguran que se ha podido mantener la enfermedad bajo control sin paralizar los sistemas económicos y de salud nacionales nuevamente.