Julio comenzó con un panorama para nada alentador para los casinos en México que ya están cerca de cumplir 70 días de cierre, es por ello que comienzan a pedir apoyo del gobierno en material fiscal.

Desde que se anunció la paralización de actividades en todo el territorio nacional a causa de la pandemia provocada por el COVID-19, el gobierno central no ha mostrado flexibilización en el pago de servicios públicos o impuestos a grandes o medianas empresas, lo que comienza a afectar a varios sectores comerciales, entre ellos la gran mayoría de los casinos en el país.

A pesar del cierre, todos los establecimientos de juegos en el país siguen pagando los distintos servicios públicos de los locales así como la actualización contable ante la agencia tributaria. En ese sentido piden que se consideren cambios que ayuden a bajar esos gastos para, entre otras cosas, seguir manteniendo al día la plantilla de trabajadores.

«No piden la condenación de sus obligaciones fiscales, solamente requieren, al igual que la mayoría del sector productivo, considerar la posibilidad de diferir ciertos pagos, reducir temporalmente algunos requerimientos y ofrecer cierta flexibilización del cronograma del Sistema de Administración Tributaria (SAT)», dijo Miguel Ángel Ochoa , presidente de AIEJA.

La industria de los casinos en México esta conformada, en su mayoría, por grandes corporativos y cadenas que han visto el cierre total de sus establecimientos pero han seguido manteniendo; en algunos casos, el pago total de la nómina que se estima entre 6,000 y 10,000 empleados dependiendo del grupo. La situación se torna aún más grave si se tiene en consideración los más de 50,000 empleos directos que se generan en todos el sector. 

Del total de estados del territorio nacional, 17 se encuentran en fase naranja, 15 en fase roja y ninguno en fase verde. Es justo en esta última en la que los casinos podrían tener sus reaperturas, sin embargo entidades como Baja California han permitido la vuelta a la «nueva normalidad» de 36 locales de juego a pesar de encontrarse en la mayor etapa de contagios.