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El mago no encontró la magia y perdió un pozo de US$323K
Antonio Esfandiari volvió a las mesas televisadas y a pesar de que sus poderes fallaron una vez, al final de la noche fue el máximo ganador.
Con una manera única de ver el mundo y los elementos que lo rodean, Dan Cates ha sabido usar su condición ligada al neurodesarrollo en una increíble habilidad que lo ha llevado a ser uno de los mejores jugadores del mundo.
A los 12 años fue diagnosticado con autismo por los especialistas del Hospital Johns Hopkins. Todo después de que él mismo fuera quien se diera cuenta que podría estar padeciéndolo.
Un reciente artículo publicado en The Washington Post reveló un hecho que era poco conocido entre la comunidad del poker para ofrecer así una manera distinta de comprender algunos aspectos que existen detrás de la exitosa carrera de Cates y que lo han llevado a ser unos de los profesionales más destacados en los últimos años.
Una vez que fue diagnosticado, la familia pudo comprender más a un niño que mostraba un gran talento para las matemáticas, luchaba por conectarse con otros y tendía a ser confiado, directo, curioso y terco a la vez. Este conjunto de características que le supuso algún tipo de limitación en la infancia, han sido las mismas que han forjado su personalidad ganadora en las mesas.
«Era solitario y realmente no tenía amigos. No sabía cómo hacer amigos. No sabía cómo funcionaba nada de eso. Era un poco tímido y jugaba mucho solo. Era honesto hasta el extremo. Algunos de los niños no eran tan bondadosos como él, por lo que a veces se aprovechaban», comenta la madre, Lillian Cates.
Comenzó en el poker a los 15 años y jugaba durante el almuerzo con sus compañeros de clases usando trozos de papel como fichas. Después de ser engañado en el mismo juego, decidió tomar un empleo McDonalds pero siguió estudiando. Posteriormente consiguió una beca en la Universidad de Maryland pero para ese entonces las cartas ya lo habían atrapado.
En su tercer año de carrera, ya había ganado más de US$33.000 en las mesas online, su rendimiento académico caía pero sus habilidades en el poker mejoraban y fue cuando decidió tomar esta disciplina como su principal ocupación. Ahora tiene varios títulos internacionales y más de 12 millones de dólares en ganancias solo de torneos en vivo.
Cates confesó que el autismo ha sido su compañero constante y que lo ayudó a comprender el juego de una manera única. Argumentó que entre sus habilidades estuvo poder tomar decisiones por lógica y no por la emoción así como poder identificar patrones de juego.
Aunque ha sabido sacar provecho de la situación, también reconoció que ha sido un reto para él. Cuando jugaba online no tenía que preocuparse por socializar con los jugadores pero en vivo todo cambia. Se dio cuenta que era propenso a los arrebatos e incluso recordó que un casino le prohibió el ingreso durante seis meses después de golpear y destruir un vaso contra una mesa.
Con el paso de los años y en busca de mejorar sus habilidades para relacionarse con otros, descubrió que también tenía dispraxia leve, una condición ligada al autismo y que afecta aún más su forma en que ve el mundo que lo rodea y cómo interactúa con él. Producto de ello ha estado tomando clases de actuación e improvisación de teatro para ayudarlo a responder en ciertas situaciones.
Cates sigue trabajando a manera personal y como profesional: ahora se prepara para dar una nueva batalla en las mesas de la WSOP 2023 de Las Vegas y donde buscará defender su título del Poker Players Championship que viene de ganar en dos años consecutivos.