Cuántos jugadores de poker han sentido esa sensación de estar a punto de ganar ese pozo imposible en algún casino de Las Vegas , ese torneo memorable en el lugar icónico, un brazalete… Y de repente aparece el maldito badbeat y lo pierden todo. Este analogía sirve para explicar qué sintió y le sucedió a Franco Colapinto en la clasificación para la carrera de la Fórmula 1 en el callejero montado en el Strip.

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Al bonaerense, que venía de sufrir dos accidentes de importancia en la fecha anterior, hace cuatro semanas en San Pablo, bajo lluvia, destruyendo el Williams en el segundo, le sucedió lo mismo en la qualy de este madrugada de sábado, cuando buscaba un buen tiempo para avanzar a la tercera parte de la clasificación y quedar dentro de los diez mejores. Pero, presumiblemente por un error de manejo, ya que el accidente sucedió en un lugar que no suele ofrecer complicaciones, se le fue el auto hacia la derecha contra la pared y lo hizo añicos.

Así se llevaban el Williams de Colapinto.

Afortunadamente, de inmediato se escuchó su voz por la radio indicando que estaba bien. Tardó en bajar, y cuando lo hizo, se sentó en el piso, frustrado, con la cabeza baja, amargado y sabiendo que se le escapaba una muy buena oportunidad de seguir mostrando que pertenece a la categoría.

Por protocolo, llevaron al piloto al hospital, donde le hicieron estudios y le dieron el alta, para que volviera al hotel. Hoy será evaluado para determinar si está en condiciones de correr. Lo mismo sucede con el auto, al que los mecánicos buscan reparar contrarreloj por si Colapinto está en condiciones de manejarlo. «Su salud por encima de todo es la prioridad», indico James Vowles, el jefe de equipo.