Torneo: High Roller Aniversario – City Center Rosario
Fecha: 18 al 20/10
Buy in: $25.000 con reentry
Inscripciones: 52
Pozo: $1.170.000
1er puesto: $397.000

En CodigoPoker ya contamos el resumen del torneo y hasta lo transmitimos en vivo. Ahora cerramos el círculo al convocar a su ganador, Christian Sare, para que nos cuente, de principio a fin, sus sensaciones, manos específicas y la estrategia que generaron su triunfo.

La ida

-No iba a ir. De hecho, veníamos de jugar el CAP de Neuquén, en el que terminé segundo. Llegué a Buenos Aires, estaba muerto, cansado, pero Andrés Dos Santos me insistió y fuimos a Rosario. Me pasó a buscar junto con Franco Spitale y un amigo de él y encaramos la ruta.

Dos Santos y Sare, piloto y copiloto

Día 1

-No sabíamos con qué nos íbamos a encontrar. Después vimos que el field no era muy duro, pero había buenos jugadores. Me acuerdo que había una mesita con los tres trofeos, estaba bueno el del primer puesto, le saqué una foto y se la mandé a mi novia diciendo que lo iba a tener que ganar…

-Iba bien hasta que perdí esta mano: hago 3-bet con reyes, me pagan; vuelan 8-5-2, apuesto, me paga; vuela un brick, apuesto otra vez, me paga; vuela un 8, el chabón chequea, yo voy all-in… él tenía 8-6. Ahí me deja con 20 ciegas… Mala leche, no pasó nada. Quedaba media hora para hacer reentry (permitido hasta el 6° nivel), y forcé la máquina para doblarme o recomprar. Por suerte me doblé rápido y encima me re paré. En un momento estaba segundo en el conteo, terminé pasando con 80 blinds.

Día 2

-No sabía qué mesa me iba a tocar, así que la estrategia era ir adaptándome. Me tocó con el chipleader, Julio García, en una mesa que la fui llevando. Tuve una mano importante que foldeo contra Iván Vilchez: hago 3-bet, después le juego check-call, check-call y chek-fold; me quedé re corto. Luego gano una mano muy importante, herocalleando, para volver a las fichas que tenía: abre un chico que no conozco a 3.500, yo tribeteo con A-K a 9.000, me da call; sale Q-Q-9, check,check; vuela una J, chequea rápido, yo chequeo, y vuela otra J y rápido va all in, mete 37.000 en un pozo de 20.000, le pagué.

Julio García, otro duro rival

-¿Tankeaste?

-Le pagué relativamente rápido porque podía llegar a pasar algo así. Pensé que su pares se le habían hecho bobos porque quedó Q-Q-9-J-J. Entonces dije «bueno, si llevaba par de 10 o par de 8, no tenía otra que bluffearla», así que le pague; bajó 3-3. Con ésa volví a un stack saludable. Después fui relativamente tranquilo, estuve siempre entre los primeros.

-Después se armó la mesa final no oficial porque era de 9 y cobraban 7. Entro cuarto en fichas pero al toque perdí dos manos y quedé re corto. Aguanté hasta que se eliminaron dos y ya cobrábamos los 7. Así se cortó el día.

Día 3

-En la mesa final arranco con 8 ciegas junto a Juan Barattini, éramos los más cortos. Igual la encaré confiado, sé jugar, me adapto siempre, pero tuve mucha suerte, ligué bastante de entrada. Pusheé dos manos, no me pagaron y después levanté con ésta: estoy en la ciega grande con par de 7 y me pushea el botón; le pago, él tenía J-Q y le gano el flip.

Dos Santos, también rival de heads-up

-Quedé chip leader y eliminé a León Córdoba, dieces contra ochos, que abro desde el botón, me pushea y yo pago. Cuando quedamos cuatro se estancó un poco el torneo, hasta que Andrés elimina a Juan y quedamos en 3-handed. Yo estaba primero hasta que Julio me gana una mano grande, toma la punta y yo quedo corto, muy corto. Pusheo un par de manos, gano otra, me acomodo un poquito hasta que tengo una mano que él abre, pusheo K-K, me paga con A-K y y quedo otra vez chip leader. Ya creo que Julio entró en una especie de tilt y se terminó pelando con Andrés. En el heads up arreglamos repartir el premio y jugar por el trofeo, muy relajados. Gané y pude cortar la racha de cuatro segundos puestos consecutivos.

La vuelta

-Como a Franco le dio el neomotórax, él y su amigo se quedaron en Rosario. Con Andrés organizamos que le devolvieran el buy-in y la organización aceptó, estuvo bien. Volvíamos en auto y se le desprendió el paragolpe; nos tuvimos que desviar hasta Chacabuco, de donde es él, para agarrar la camioneta de la madre. Andrés me llevó a mi casa y se volvió, hizo 220 kilómetros de más, un crack, es para destacar.

–Le debés una…

-La verdad que sí.