Qué se puede decir de Daniel Negreanu y Phil Ivey que no se sepa… Buenos amigos desde hace años, cuando eran jóvenes que se batían a duelo contra cualquiera en un mundo que no era el que es hoy. No había cámaras, glamour, Internet, ni millones de dólares de sponsors. Eran simplemente ellos, las cartas y las fichas. Todo el día. Todo el día. Lo que puede sorprender es que en todos estos años no jugaron nunca mano a mano… por un millón de dólares.

Finalmente Daniel sería el campeón de la temporada.

La segunda temporada de SharkCage repartió un millón de dólares para el ganador y cero para el resto. La emoción de ver el heads-up entre estas glorias, sabiendo que uno se iría a casa con nada, era emocionante. Y pese a ser amigos y hacerse bromas, lo jugaron en serio, muy en serio.

Una de las manos más raras del heads-up fue la que Daniel tomó para hacer el análisis semanal en su canal de YouTube. Una mano en la que ninguno tiene nada, ni siquiera intenciones de foldear.

El plan de Negreanu tiene perfecto sentido y se compromete a fondo, pese a que el destino le juega una mala pasada. ¿Debió seguir con su planteo hasta el final? ¿Podría haberlas tirado?

No se sientan mal por el canadiense, recuerden que, finalmente, el trofeo y el palo verde se fueron para su casa.