Como su nombre lo indica, el Main Event de una WSOP es el torneo que todos quieren jugar, sin embargo puede que algunos consideren que el atractivo del que presume es un ideal colectivo que no se adapta a la realidad.

Amanda Botfeld en el Main Event de la WSOP 2021.

Amanda Botfeld , jugadora profesional, coach y autora del libro A Girl’s Guide To Poker, escribió recientemente algunos pensamientos luego de haber jugado el Evento Principal en la pasada edición de 2021.

«Como casi todos los jugadores del mundo, tenía un sueño: jugar el Evento Principal de la Serie Mundial de Poker. El año pasado finalmente logré hacer ese sueño realidad pero debo decir que es uno de los torneos menos divertidos en los que he participado«, aseguró Botfeld.

En primer lugar, asegura que sin importar el nivel de banca que se tenga, pagar US$10.000 de inscripción para un torneo representa un monto importante y por lo que cree, se pueden encontrar mejores eventos. Además, la filas de inscripción se demoran cuando se trata de un buy-in elevado.

«Tomó tres horas el proceso de inscripción. No iba a entrar en mi vuelo del Evento Principal con tres horas de retraso, así que me anoté para el día siguiente. La idea era pagar el buy-in con un cheque de caja. Obviamente, no recomendaría este método de pago en el futuro a menos que se registre con suficiente antelación. Tuve suerte de que mi vuelo no fuera el último día».

También se mostró decepcionada del nivel de juego que se encontró, esperaba grandes jugadas, bluff y demás por el contrario sintió que los demás jugadores estaban siendo muy conservadores. Asegura que otros eventos parecían tener mucha más acción, energía y gente inspirada.

«Lo que más me decepcionó y me dejó con expectativas aplastadas en cuanto a la atmósfera fueron las pilas de fichas. Había visto el Evento Principal en la televisión, y todo el mundo sabe que cuando se trata de fichas, eso significa montones . Torres de chips masivas para un efecto total. Pero he recibido un stacks iniciales físicamente más grandes en los diarios de los casinos locales. Podría agarrar mi pequeña torre con una mano», concluyó Botfeld en su columna.