A un paso de la gloria: Jacques Blit brilló en el SiGMA Poker Tour
El argentino logró quedar en el segundo puesto del Evento Principal tras competir en una durísima mesa final.
Clasificar al Día 2 como chipleader en un torneo multivuelo es una sensación poderosa. Es una mezcla entre confianza, euforia y responsabilidad. Pero también es un momento delicado. Entre embolsar la mayor pila de fichas y volver a sentarse en la mesa pueden pasar uno, dos o hasta tres días. ¿Qué haces con ese tiempo? ¿Cómo mantener el edge y llegar listo para convertir esa ventaja en un resultado grande?
Después de embolsar como líder, lo natural es celebrar. Sentís que hiciste todo bien, que estás en control. Pero la realidad es que el torneo no ha terminado. Tener el mejor stack es apenas una parte del camino. Usarlo bien, seguir tomando buenas decisiones y adaptarte a lo que viene, es lo que te puede llevar lejos.
La pausa no debería ser solo descanso: debería ser parte de tu preparación. Dormí bien, comé mejor, hidratate, evitá excesos. Este no es el momento para quedarte viendo Netflix hasta las 3 de la mañana ni para salir a festejar. El objetivo no es relajarte, es recargar energía física y mental con intención.
Además, este tiempo libre permite una mirada más estratégica. Si tenés acceso al chipcount o recordás a tus rivales, podés analizar con quién podrías cruzarte en el Día 2. Releer algunas manos, identificar patrones, repasar errores… todo suma. Como chipleader, vas a ser observado, evitado o atacado. Entender cómo te perciben en la mesa te da una ventaja extra.
Muchos jugadores optan por jugar un paralelo o algo de cash durante los días libres. Es válido: sirve para mantenerse en ritmo. Pero cuidado con pasarte. No tiene sentido llegar al Día 2 cansado por haber jugado 12 horas de cash el día anterior. Tu prioridad debe ser estar fresco, lúcido y enfocado cuando vuelva la acción.
Si no querés jugar, también podés ver contenido, leer, escuchar podcasts o simplemente caminar un rato para despejarte. Incluso hacer ejercicios de respiración o meditación puede ayudarte a estar más centrado. El objetivo es mantenerte conectado al juego sin saturarte.
Visualizar lo que viene también es una gran herramienta. Pensá cómo cambia la dinámica cuando quedan menos jugadores, cuando entra el dinero en juego, cuando otros intentan escalar posiciones. Anticipar esos momentos te prepara mejor. El stack grande es una herramienta: si lo sabés usar, puede hacerte crecer aún más. Si te confiás demasiado o te excedés en agresividad, podés perderlo todo en una órbita.
Y no olvidés trabajar tu mentalidad. El ego puede ser un enemigo silencioso. No es momento para sentirte invencible, sino para reforzar tu humildad competitiva. Recordá: nadie gana un torneo el Día 1, pero sí podés arruinar tus chances si no sabés manejar la pausa.
La clave está en encontrar el equilibrio entre disfrutar lo logrado y prepararte para lo que viene. Porque la pausa no es solo un espacio en blanco: es parte del torneo. Y quien la sepa jugar bien, va un paso adelante cuando vuelvan a repartirse las cartas.