Es un saber popular que la práctica hace al maestro. Una actividad es repetida indefinidamente y uno se va volviendo bueno en eso, un poco mediante el hábito y otro poco mediante competencias adquiridas. En el ambiente que nos convoca, cuando uno aspira a convertirse en un maestro, o lo que podemos llamar “llegar a lo más alto”, esa práctica suele basarse en dos pilares fundamentales: el volumen y el estudio. Por eso es normal que en streamings de poker, entrevistas a jugadores y ocasiones similares suela preguntarse qué relación debe haber entre juego y estudio, y no sea raro leer “¿80% juego, 20% estudio?” o similares. Mi intención con este artículo es intentar desdibujar un poco esa división dando mi punto de vista como jugador de poker online, desde el cual entiendo que un equilibrio es alcanzable siempre y cuando comprendamos la importancia del volumen y de qué manera funciona.

La leyenda viviente Doyle Brunson dijo una vez: «El poker es la manera más difícil de ganar dinero fácil». ¡Cuánta verdad!

En el poker, a diferencia de tantas otras actividades, uno es su propio jefe: somos quienes deciden cuándo trabajar y cuándo no, y también con qué frecuencia lo hacemos. Como jefes, desearíamos poder estimar qué ganancias obtendremos y en qué cantidad de tiempo, pero como nuestro negocio se basa en nuestra performance en las mesas y en ellas los resultados pueden variar, es necesario jugar una gran cantidad de manos o partidas para poder identificar parámetros desde los cuales poder marcar objetivos serios. Por otro lado, mantenernos en el nivel más alto posible de manera continua es crucial para maximizar ganancias, escalar stakes y mantenernos competitivos. Y mientras más trabajemos en las mejores condiciones, más ganancias obtendremos. 

Es cierto que conlleva una gran fuerza de voluntad batallar en las mesas a diario durante una cantidad considerable de horas, pero es importante entender que es también esa diligencia la que nos dará la posibilidad de ajustar y eventualmente exceder nuestras expectativas. Una base de datos nutrida puede hacer milagros al darnos material de análisis mediante softwares de apoyo como PokerTracker o Holdem Manager e incluso podemos utilizar simuladores como PioSOLVER, llevando nuestras interpretaciones un poco más allá. Las horas que invirtamos en resolver algunos aspectos de la defensa de ciegas, por poner un ejemplo, son una parte crucial del trabajo necesario para cumplir nuestros objetivos: ganar dinero y avanzar en los stakes. Además, la realidad es que si queremos proyectar ingresos de manera estable nuestras expectativas deben basarse en tendencias específicas como BB/100 (ciegas ganadas cada cien manos) o ROI (retorno sobre inversión) y ninguna de esas estadísticas es confiable sin antes haber jugado una gran cantidad de partidas. Se precisa de muchas horas de prácticas deliberadas, fortaleciendo nuestras debilidades y perfeccionando nuestras fortalezas, para subir escalones en los stakes y mantener esos números en positivo.

Pero si entendemos que la calidad de nuestra performance es consecuencia de todo el trabajo realizado fuera de las mesas, y que este aspecto también requiere de una muestra confiable para seguir perfeccionándose constantemente, entonces podríamos aceptar el volumen como un concepto que, a grandes rasgos, puede simplificarse en tres palabras: horas de trabajo. Son las horas que debemos cumplir para obtener la información necesaria para seguir mejorando y a la vez aquellas en que ponemos en práctica nuestras tendencias con un valor esperado positivo. Es también en este punto donde nacen algunos problemas, ya que muchos confunden las libertades de nuestra profesión con oportunidades para trabajar menos y ser jugador a tiempo completo suena de maravillas si en realidad vamos a ocupar las horas de un trabajo a medio tiempo. Sin embargo, esto en general se debe a que el planteo está mal desde el vamos: no hay que pensar en las horas invertidas como un fin sino como un medio.

De esta forma es mucho más sencillo generar el hábito de cumplir con una rutina saludable y a la vez desafiante, que incluya una cantidad considerable de horas de juego y un ojo crítico atento a nuestras dificultades. A su vez, en un ambiente donde la varianza es un agente activo, es importante entender que todas las desviaciones posibles eventualmente se corrigen si el volumen necesario es dado. Sólo se precisa jugar para aplicar nuestras propias tendencias y las horas de trabajo son las que hacen que se cumplan. Analizar lo jugado nos ayuda a mejorarlas y luego hay que seguir jugando para aplicarlas con las mejoras. Si nuestro juego está fallando es necesario invertir las horas necesarias para identificar los problemas e intentar solucionarlos… Pero si hoy jugamos mejor que ayer, ¿por qué vamos a hacer menos manos?

Por: Hoozh para la escuela Drawing Dead.