Por: José El Profe Litvak

El exprimidor es una táctica sofisticada y muy audaz, también apropiada para expertos. Consiste en proponer un reraise después de que dos competidores entraron en juego, el primero con un raise, y el segundo pagando. La finalidad es dejar atrapado al primero entre el segundo y nosotros.

Se pretende que el raiser crea que sus buenas cartas no son suficientes para jugar contra dos rivales y, además, se le suma la inseguridad de la acción futura del limper (podría resubir o ir all in). Es probable que él tire sus naipes.

El segundo, quien sólo pagó, probablemente sienta que tenía el suficiente equilibrio para jugar contra uno que subió, pero no contra otro que resubió y también decida abandonar. Si se logra, nos llevaremos los dos raises «sin cartas».

Veamos un ejemplo:

Supongamos que la ciega grande es de $200. La 3ª, 4ª y 5ª posición foldean. La 6ª propone un raise a $600. La 7ª y 8ª foldean; la 9ª paga y la 10ª y el 1° (SB) foldean.

El pozo ya tiene $1500. Nosotros, en la BB resubimos a $2000 (obviamente, no tenemos cartas). Le corresponde el turno al raiser original.

¿Paga, resube o foldea? ¿Cuál es su dilema?

El debe suponer que, quien resubió luego de que alguien pagó y que, además, lo hace desde una mala posición (dado que a partir de las próximas etapas actuaremos en primer término) debería llevar una mano excelente, ser un muy buen jugador o un loco.

Pero, además, evalúará que el limper pudo haber aceptado la apuesta con una mano especulativa para ver el flop o jugado despacio porque tiene una premium y quiere sacarle el mayor valor posible, con lo cual, ante este nuevo escenario, podría volver a resubir o, quizás, ir all in.

¿El raiser estará dispuesto a pagar o a resubir él para seguir en juego? Depende de su mano. Si es premium o súper premium lo hará, si no foldeará.

¿Y cuáles son esas manos y qué probabilidad existe de que las haya recibido? Para decidir debería considerar las chances que tiene de ganar contra dos rivales (ante la eventualidad de que el limper pague o resuba). Creemos que solo seguiría en juego con las siguientes:

Las expuestas son las únicas manos que tienen probabilidades favorables contra dos rivales (más del 50%). Por lo que, con las primeras tres, seguramente resubirá, en cuyo caso perderemos. Con las restantes podría llegar a pagar o foldeará, por la inseguridad que le ofrece la futura acción del limper.

También tendría que hacer sus cálculos en función de las pot odds, pero ello se le complica por la misma incertidumbre.

La probabilidad conjunta de que haya recibido cualquiera de estas manos es del 3%, Por lo que, aún si disminuye su selectividad, en la mayoría de los casos debería foldear.

Al limper le ocurre algo similar. Como ya dijimos, debió haber pagado con cartas conectadas de cierto valor o en suit, o con súper premiums (slow play).

En el primer caso, foldeará y en el segundo resubirá y foldearemos nosotros. Pero las probabilidades de que haya recibido estas últimas son del 1,35%. La mayor cantidad de veces debería retirarse y nosotros quedarnos con un pozo incrementado.

Un squeeze es espectacular cuando tiene éxito, pero es arriesgado y requiere pericia. Es conveniente hacerlo cuando tenemos muchas fichas, para no comprometernos más de lo aconsejable y por que las prevenciones de los rivales serán mayores en virtud de la magnitud de las posibles apuestas futuras.