Hay muchas historias curiosas en los inicios de las carreras de varios jugadores de fama mundial y una de ellas es de Daniel Negreanu , quien antes de ser una mega estrella fue un trabajador más, pero que desde sus primeros trabajos ya demostraba ser especial. Es más, hizo un propio «récord mundial» y que es digno de ver en esta nueva edición de los Viernes Freak.

Durante el capítulo de esta semana de High Stakes Poker, Kid Poker estuvo bastante conversador y en uno de esos diálogos habló de su pasado como «Maestro sandwichero».

El famoso bocadillo de pavo y bacon que preparó Negrenu y que pudo haberlo dejado en el libro de récords Guinness.

Pensarlo hoy es algo extraño, ya que Negreanu es una leyenda del poker y un vegano acérrimo desde hace tiempo, pero a los 17 años su vida era muy diferente y construyó su bankroll haciendo sándwiches.

«¿Mi trabajo fuera del p0ker? Cuando era niño, era un verdadero artista del sándwich. Estaba trabajando en Subway y era bastante bueno, podría haberme convertido en alguien allí también. Recuerdo que pude hacer un tocino de pavo en 21,4 segundos, lo que creo que sigue siendo una especie de récord mundial, pero nunca he tenido la oportunidad de verificarlo».

Daniel habló de cuando vivía en Toronto, donde cursaba el instituto, pero sobre todo estaba muy ocupado con el billar, las apuestas y el poker. Ya en su momento jugó mucho, logrando aprender de los mejores con los que se sentaba a la mesa. Y esos pocos cientos de dólares que ganó haciendo sándwiches lo ayudaron a construir su primer bankroll, que inicialmente creció en apuestas privadas, en su mayoría ilegales.

Luego, a los 22, se mudó a Las Vegas para probar la aventura pokeril. Era 1996 y Daniel se había hecho un nombre en su ciudad natal, pero Sin City era otra historia y, de hecho, los primeros días no fueron fáciles. «En Toronto estuve con buen y mal tiempo y regateaba a cualquiera. Pero en Las Vegas el impacto fue traumático: fueron ellos los que me regatearon, ya a los 8 meses quedé en la ruina. Recuerdo un día que tuve que caminar de regreso a mi hotel porque no tenía ni dinero para un taxi y pensé: ¿Qué estoy haciendo? ¿Yo puedo hacerlo?. Pero ya a la mañana siguiente me dije ‘Ok, busquemos la manera de salir de esto'».

Negreanu volvió a arrancar, y desde entonces su historia no paró y se convirtió en leyenda.

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