Todos los jugadores, según sus resultados, se han cuestionado en algún momento de su carrera si realmente se nace para el poker o están perdiendo su tiempo. Y más si se comparan con otros grinders que parecieran haber sido elegidos por los Dioses de la cartas o tocados por el rey Midas que todo lo convierte en oro.

En todos los ámbitos de la vida existen personas con algunas habilidades nativas que hace más fácil la realización de tareas específicas. El poker requiere de un poco de conocimiento o destreza con las matemáticas para poder hacer análisis más precisos o por lo menos más rápidos. Aquellos jugadores que en su infancia le huían a los números y cálculos, posiblemente tengan que hacer un esfuerzo extra en las mesas; también aquellos que poseen facilidades de aprendizaje quizás hayan tenido un camino más corto para aprender a jugar poker o incorporar una nueva estrategia.

Lo cierto es que hay que ver las herramientas o habilidades que tienen los jugadores como un músculo que hay que ejercitar y desafiar. Sin duda la persona que estudia y trata de mejorar todos días tenderá, con el tiempo, a superar a aquella que por su comprensión y facilidad con la que se le da el juego invierta menos horas en desarrollar sus dones. Un ejemplo muy claro se ve en los deportes con un Roger Federer o Cristiano Ronaldo , quienes luego de sus entrenamientos habituales se quedan horas extras practicando el saque o tiros libres.

No se puede afirmar que existen algunos que nacieron con unas cartas debajo del brazo y que por el contrario haya otros a los que simplemente los resultados no se les darán en esta vida. Más que sentirse identificados con una u otra postura, la constancia es la palabra clave del éxito para lograr convertirse en un profesional del poker.