Dos años fueron suficientes para que el concepto de los November Nine, el retraso en la mesa final del Main Event de la World Series of Poker, tomara forma y se cimentara para años futuros. En julio el torneo de poker más importante del año entra en un hiatus de tres meses para que los finalistas se dediquen a disfrutar de ser las nuevas súper estrellas del poker: son tres meses llenos de adrenalina en los que hay que prepararse para disputar la partida más importante de su carrera.
El 2010 y 2011 no fue la excepción a la regla. Una ve conformada la mesa final el Rio Hotel & Casino quedó desierto y nueve jugadores se despidieron con la promesa de volver para tener la posibilidad de ganar millones de dólares. Ambas mesas finales no decepcionaron en lo absoluto y confirmaron lo ya expuesto: el poker es un espectáculo y se vive como el mejor de los deportes.
3. Canadá y Alemania levantan el título por primera vez
El Main Event del 2010 fue un éxito en términos de participación. Por primera vez en mucho tiempo la cifra de jugadores aumentó respecto al del año anterior: 7.319 jugadores se registraron y la bolsa de premios superó los $68 millones de dólares. El 21 de julio sólo nueve contendientes permanecían en pie y eran comandados por el canadiense Jonathan Duhamel que dejaba Las Vegas con casi 66 millones de fichas, una cómoda ventaja que lo colocaba como el favorito para ganar el título.
Sin embargo, el camino no era nada sencillo. Quizá la mesa final del Main Event de 2010 fue una de las más complicadas de la era moderna: además de Duhamel, que era un regular de las mesas de cash, se encontraba también Joseph Cheong, un destacado jugador de MTT y cash online, John Racener y Michael Mizrachi, ganador de múltiples brazaletes, entre ellos el prestigioso Player´s Championship con buy-in de $50.000 dólares.
Ciento diez días después de que los November Nine quedaran definidos, los nueve integrantes volvieron a Las Vegas y jugaron una partida hasta que sólo dos contendientes quedaban en pie: John Racener y el propio Duhamel que tenía un masivo liderato en fichas después de haber protagonizado una épica mano contra Cheong en el 3-handed. Esta mano significó el final de Cheong y fue duramente criticada en los foros especializados pero fue un espectáculo digno de ver:
Con esa mano el Heads-Up quedó definido y al día siguiente tanto Racener como Duhamel volvieron para definir el título con más de 2.000 espectadores. Racener intentó sobreponerse a la enorme pila de fichas de Jonathan pero poco pudo hacer y a la postres tuvo que conformarse con la segunda posición mientras que Duhamel se convertía en el primer jugador canadiense en ganar el Main Event de la World Series of Poker con un premio de $8.9 millones de dólares.
Racener, quien tenía hasta ese momento diez cajas en previas WSOP, se embolsó más de cinco millones y cerró, sin duda, el torneo más importante de su carrera.
Al año siguiente, en el 2011, el Main Event de la WSOP tuvo un notable descenso en el número de participantes: se registraron 6.835 jugadores pero la mesa final tuvo una particularidad: fue la más internacional de la historia. De los nueve integrantes siete eran de países diferentes, entre ellos República Checa, Belice y Ucrania, que por primera vez tenían representantes en el Main Event. Otra historia interesante fue la de Eoghean O´Dea cuyo padre jugó la mesa final de este evento en 1983 y 1991 convirtiéndose así en el primer dúo padre/hijo en jugar esta etapa de la WSOP.
Contrario a lo que ocurrió en años anteriores, el eventual campeón del Main Event, el alemán Pius Heinz, no era uno de los candidatos al iniciar la mesa final pues arrancaba en séptima posición con uno de los shortstack. Por delante tenía a jugadores de alto calibre como Ben Lamb, el Jugador del Año de 2011, Phil Collins, Matt Gianetti y el líder en fichas, el checo Martin Staszko.
Sin embargo, Heinz desafió las probabilidades y en noviembre alzó el trofeo de campeón con sólo 22 años convirtiéndose en el primer alemán en ganar el Main Event, un honor que Duhamel había conseguido el año anterior para Canadá. Heinz se llevó $8.7 millones de dólares, el tercer premio más grande en la historia de la WSOP, tras haber tenido una destacada actuación en la primera parte de la mesa final: cuando quedaban sólo tres jugadores era el líder en fichas y el capitán absoluto de la mesa.
Al día siguiente tres jugadores volvieron a la mesa pero uno de ellos estuvo menos de media hora. Ben Lamb ejecutó una jugada muy arriesgada en la primera mano de la partida y perdió casi la totalidad de sus fichas a favor de Stasko, quien lo eliminó poco después. Así, el Heads-Up comenzaba con una leve ventaja del checo pero la batalla sería muy larga: se extendió durante más se seis horas y fue el segundo duelo de Heads-Up más extenso en la historia de las serie.
Finalmente la victoria fue para el alemán que levantó el brazalete y los más de ocho millones de dólares como recompensa. Su triunfo fue visto por millones de personas en vivo alrededor del mundo y pusieron en la mira la hegemonía europea en el poker: el viejo continente llegaba para quedarse.
Esta es la tercera parte del artículo sobre la historia de los November Nine. La cuarta y última parte se publicará el próximo sábado 30 de noviembre.