BRAZILIAN SERIES OF POKER
BSOP: Andrade ganó el Mystery Bounty con el chileno Mauras, 3°
Luego de dos días de juego, el profesional brasileño se quedó con el segundo torneo Mystery del BSOP, con podio de la Armada.
La pasión de Doyle Brunson era el poker. Sin embargo, no fue la única ni la primera. Porque con su 1,88 metro de altura comenzó siendo jugador de básquet, y hasta soñó con llegar a la NBA, la elite de ese deporte, el torneo más competitivo del mundo.
Como suele suceder, el básquet llegó al niño Doyle desde pequeño, en Longworth, una pequeña comunidad situada en el condado de Fisher, en Texas, donde nació el 10 de agosto de 1933. Era una zona rural, donde Brunson y familia vivían en una granja de algodón sin agua corriente, ni electricidad. Pese a las carencias, los padres de Brunson entendieron que la única manera de que su hijo pudiera aspirar a un futuro mejor era con el estudio, y por eso Doyle tuvo una infancia y adolescencia escolarizada.
Así fue que quien ya pintaba para ser un joven de físico llamativo se destacó en el atletismo, la natación y el básquet, disciplina que abrazó y en la que se empezó a destacarse en el Sweetwater High School, donde obtuvo un premio nacional. Por eso, luego, Doyle consiguió becas para estudiar en la Hardin-Simmons University de Abilene, Texas.
Tanto sobresalía Doyle, que los Minneapolis Lakers (precursores de lo que hoy se conoce como Los Angeles Lakers, campeones de la NBA en el 50, 52 y 53) mostraron su interés por contar con él, de manera que sí podría haber llegado a la NBA. Aunque un accidente en los 50 sufrido en una fábrica de yeso dejó a Brunson con una lesión de rodilla para el resto de su vida, por lo cual la ilusión quedó al margen. Si bien logró desenvolverse en la vida, con los años esa lesión generó que cada vez más a Brunson se le dificultara su desplazamiento, por lo cual debió ser asistido hasta por sillas de ruedas.
Una de las pruebas que confirma que aquella carrera era real con destino a realidad más que promesa, es que en el 2017, cuando Doyle tenía 83 años, fue nominado para el Big Country Athletic Hall of Fame (BCAHOF) como leyenda estatal del básquet.
Naturalmente, aquella lesión le cerró una puerta a Doyle, pero después provocaría que se abriera otra, la del poker, por lo cual fue conocido, respetado y se convirtió en leyenda.