Tiempo de Poker continúa y revive parte del 2024
El programa que conducen Coco Sily y Rodrigo García Lussardi cumplirá este miércoles 12 ediciones; la que pasó llegó con Tomatee Benítez y un 3-handed en vivo.
Jacobo Winograd es reconocido en la Argentina, y quizá en otros países de la región, como un personaje mediático que hace unos años protagonizaba peleas (ficticias generalmente) en la televisión. A la fama llegó desde su rol de empresario y con algunos hechos que lo impulsaron, como el que vamos a relatar en este artículo, el día que hizo saltar la banca en el Casino Central de Mar del Plata jugando a la ruleta.
Hace 38 años casi, en el verano del 86, antes de que la Selección Argentina de Maradona saliera campeona del Mundial de México, quien era adicto al juego y ahora dice que está curado y alejado de las fichas, ideó un método por el cual le ganó a la Casa de Piedra.
Como muchos apostadores, Winograd tiene su sector preferido de la ruleta. “Del 22 al 36 juego todos”, arranca su juego. Además, el empresario apostaba al 0, 3 y al 7 en la parte delantera del paño. En la siguiente bola, Jacobo incorpaba el 4, el 9, el 12, el 15 y el 18. Con escasas variaciones, continuaba repitiendo la jugada, ocasionalmente apostando también al 2, al 19, al 20 y al 21, pero siempre remarcando la importancia de llenar de fichas los números que van del 22 al 36. Naturalmente, hay que tener una banca importante para realizar la movida.
En una entrevista a La Nación, el empresario contó: “Había visitado todos los casinos del mundo y sabía que se podía lograr. Estudié e instrumenté un sistema con muchos jugadores a la vez. Yo les indicaba cómo apostar. Siempre después de errar tres o cuatro bolas, venían cinco siete o diez buenas”.
Ya entrando al día inolvidable para él, detalló: “Les daba la plata en la calle, porque adentro del casino no se podía ni se puede ahora. Iban y compraban las fichas de chance e imitaban lo que yo hacía. Gané durante cuarenta días seguidos y junté una plata grande con cinco o seis personas, no más”. La noche del hecho, Winograd llamó a todos los empleados de su empresa rentadora de autos y los hizo viajar a Mar del Plata. “Debían jugar en la última bola de la noche de ruleta los números del 22 al 36. Sobre todo 23, 26, 29, 32 y 35, los centrales”, graficó.
Ya ubicado en la mesa del sector más caro del casino, relató: “Eramos 40 en total: 38 muchachos más mi gerente y yo que apostamos. Tardamos 25 minutos en fichar, estaba lleno de gente. Había como 500 personas rodeando la mesa especial. Hasta que vino colorado el 32, que está al lado del cero, y saltó la banca literalmente”. Según cuenta, ganó 4 millones de dólares.
Desde ese momento, al empresario le aplicaron el derecho de admisión y con el tiempo se alejó de su adicción al juego.
Recordando esos días y cómo está hoy, Winograd, de 66 años, dice: «El casino arruina familias, te destruye. Jugar es una locura, es muy difícil ganar. Está tan bien hecha la ruleta que el que la inventó se pegó un tiro. No le podés ganar”.
¿Qué pasó para que dejara esa vida? Lo contó en La mañana de Neuquén: «A mí la que me hizo cambiar todo fue mi hija. (Nazarena) Nació el 96 y estuve 14 años sin jugar por amor a ella. Yo ganaba mucha plata y hacía muchos negocios, tenía la empresa Car Rental que era mía, y ganaba mucho dinero. En esa época yo soñaba con el juego. Entraba a las 3 de la tarde al casino de Mar del Plata y me iba a las 3 de la mañana. Comía ahí. Cuando ganás, te sentís el hombre más importante del mundo; cuando perdés grande como perdí yo muchas veces, te sentís la peor”.
“Los prestamistas estaban, eran muchos, la plata costaba el 10% semanal para jugar. No la pedís para operarte ni para comer, la pedís para jugar y te cobran el 10% semanal. Y pagás o pagás. O pagás con plata, o pagás con tu vida. En Las Vegas lo mismo. Vos vas a pedir un crédito, ¿no pagás? No hay problema, andá tranquilo, después atenéte a las consecuencias…”.