Existe una idea generaliza entre muchos de los jugadores que recién comienzan y es querer pretender que el poker se convierta en una vía de escape para salir del trabajo tradicional de oficina, lo que en muchas ocasiones termina siendo contraproducente y hasta lleva a caer en eso de lo que tanto se pretende huir.
Una de las grandes promesas del poker es que permite construir una vida a la medida, donde el profesional es su propio jefe, selecciona sus horarios y disfruta de más tiempo de libertad. Sin embargo, esa es una idea que muchas veces se queda sobre el papel y dista mucho de la realidad que se vive en el día a día en las mesas.
Ganar el Main Event WSOP es el sueño de muchos y el último en cumplirlo fue Daniel Weinman.
Si se mira como una profesión, el poker conlleva muchos sacrificios y los jugadores de élite lo saben. Horas de juego y estudio, cambiar fines de semana con amigos y familias por extensas jornadas en las mesas o además tener que lidiar con la mala reputación que tiene dedicarse a un juego de cartas.
Sin embargo, uno de los peores problemas de ver al poker como una vía de escape es la obsesión que llegar a dar con el winrate o tasa de ganancia por hora. Incluso existen jugadores que aunque les encantaría jugar en vivo, lo evitan porque no pueden meter el mismo «volumen necesario» que les permite el poker online.
Entre la foto de arriba y ésta, pasaron horas: Weinman ganó millones y a los pocos días volvió a su trabajo habitual.
Al final, termina siendo un escenario contradictorio en el que obsesionarse con esa rentabilidad es muy parecido a cambiar horas de trabajo por un salario en un empleo tradicional y por ello, muchos lo dejan para dedicarse a otras actividades o incluso, tocarles la puerta a sus antiguos jefes para retomar a sus puestos en la oficina.
No es mentira cuando de dice que para poder vivir del poker, hay que comprometerse y tener la disciplina necesaria, sin embargo, también hay que tener presente los motivos reales por los cuales se eligió esta actividad y sobre todo, disfrutar el camino.