URUGUAY
Julio Arocena brilló en el High Roller del Carrasco Poker Series
El uruguayo demostró ser una máquina en el torneo más caro de este encuentro disputado en el casino Carrasco en Montevideo.
Una mujer pensó que se le había cumplido el sueño y su vida y la de su familia se solucionaba en el aspecto económico cuando jugó en el “tragamonedas de la esfinge” en el Resorts World Casino en Queens, Nueva York , y la pantalla le avisó que había ganado 43 millones dólares. La emoción de ella fue tal que todo el mundo se dio cuenta de la buena noticia. Sin embargo, el relato no termina como en Hollywood, con final feliz. Al menos para ella, sí para el casino…
Pese a que la mujer en cuestión, Katrina Bookman, hizo lo que todos recomiendan en estos casos, o sea, tomarse una foto con la pantalla para demostrar su premio, cuándo se acercó a la caja para retirar el cheque, le señalaron que, en realidad, el mensaje había sido un error de la máquina y no había ganado ni un centavo.
En cambio, le ofrecieron una cena con valor de 2,25 dólares para compensar el haber pasado de la emoción a la angustia, lo cual, desde ya, lo que menos da es hambre. Ella rechazó la invitación señalando que quería el dinero completo y que era el dinero que había ganado.
Ante la negativa por parte del casino de entregarle el premio, Bookman denunció por daños y perjuicios al local y hasta contacto a un abogado para que demandara al establecimiento. Cuando se esperaba al menos un arreglo, algunos millones, no los hubo, y directamente se llegó al juicio.
Al cabo, y después de un litigio de siete años que comenzó en el 2017, la reciente sentencia favoreció al Resorts World Casino, que terminó sin pagar nada. Los acusados lograron demostrar que efectivamente había sido un error de la maquina argumentando que el monto máximo por el cuál ella pudo haber ganado era de 6.500 dólares, siendo completamente distinto de los 43 millones mostrados.
El argumento que el abogado de Bookman contrapuso fue que eran excusas ridículas y que, en su defecto, había una negligencia por parte del casino al no calibrar bien sus máquinas. “La maquina toma tu dinero cuando pierdes. Entonces, tendría que pagar cuando ganas”, señaló Alan Ripka, defensor de Katrina.
Sea como fuere, la mujer se quedó son cobrar nada. Y con hambre…