Muchos jugadores afirman categóricamente que el poker representa la pasión más grande y es que las vivencias de las mesas encierran una magia única.

La endorfina, también llamada la «hormona de la felicidad», se libera con cada mano y bote ganado, ni hablar al alzar el trofeo o brazalete después de salir campeón de un torneo, lo cierto es que esta experiencia poco se compara con cualquier otra actividad de la vida cotidiana.

Aunque todo esto parece perfecto, lo cierto es que muchos jugadores sufren cuando deben apartarse de las mesas o tienen que destinar horas a un empleo principal. Dedicarse 100% al poker es algo que no todos tiene el lujo de hacer y aunque están trabajando en ello, muchas veces deben dividir su tiempo con una jornada laboral de oficina.

La mayoría de los empleos, representan una tarea rutinaria. De hecho, si se es un especialista en el campo en donde se desempeña es posible que los trabajos sean bastante sencillos de realizar, no represente un gran reto o que no produzcan una gran emoción.

Recientemente el coach mental Rodrigo Lithany Río explicó este fenómeno mediante una analogía un poco ocurrente: El trabajo y el poker es como tener una esposa y una amante.

Para aquellos que aún depende de un trabajo fijo, el español aconsejó buscar las formas de convertir dicho empleo en «la amante», es decir, inyectándole emoción y algo de reto a la rutina diaria.

Esta video fue producto de una pregunta que realizó un alumno de la escuela de Pichara  . Termina de verlo para conocer otras recomendaciones que hacen estos dos especialistas del juego mental.