“Por mucho menos que eso, en Las Vegas te cortan un dedo…”.
La frase resuena entre amigos, rebota con sorna en una mesa en la que sólo está en juego la diversión, más allá de algún dinero que se haya puesto para darle sentido a hacer volar las fichas. Y está todo bien: en un paño con amigos, ahí, de sobremesa y con un trago, se toleran y se perdonan errores. Y se bromea con esa fantasía vintage, esa tolerancia cero más estilo Western -vuelan las mesas, desenfundan- que lo que es en la realidad.
Ahí, con amigos, con una mesa conformada a gusto personal, uno puede no ver una escalera y otro le avisa que está, que ganó; puede hasta incluso equivocarse al dar las cartas u olvidarse de descartar un naipe entre el flop, el turn o el river. Se puede errar. No es de vida o muerte equivocarse -nunca lo es. Pero todo cambia cuando se está jugando en un marco legal, cuando se pagó una inscripción, cuando hay dinero serio en juego y cuando no todos son amigos, sino que las mesas se arman en modo random entre desconocidos. Como pasó el miércoles en el Casino Buenos Aires .
Gabriel Lo Valvo, el hombre del gran gesto
Es que en la Madero Poker Senior 5K, un torneo para mayores de 40 años que se juega en la capital Argentina, se dio algo que no es común: el argentino Gabriel Lo Valvo , todo un caballero, devolvió 100 mil fichas que había ganado por una mano que, en realidad, lo tenía como perdedor. En ese caso, su contrincante no vio una escalera, le dijo “bien, ganaste”, y el dealer le entregó el pozo a Gaby , posterior campeón del torneo. Aún quedaban 11 jugadores, pero cuando enseguida se formó la mesa final, fueron a un break y, al regreso, Lo Valvo, ya enterado de que en realidad hubiese perdido ese fuerte cruce, decidió este noble gesto que desde CodigoPoker ya destacamos.
Pero ahora debemos ir más allá, tenemos la obligación como comunicadores de este deporte: tanto Lo Valvo como todos los jugadores que aceptaron la devolución incurrieron en una ilegalidad. Es cierto: ¿qué se debería hacer cuando el gesto nace del propio ganador y la organización lo aprueba? No es cuestión de caerle a Madero Poker, un lugar que tantos jugadores eligen porque, justamente, se encuentran con un ambiente ameno, amistoso y agradable para jugar a las cartas. Pero es antireglamentario, sobre todo cuando entre la mano en cuestión y la devolución de las fichas se siguió jugando. Y desde acá no podemos dejar de remarcarlo: estaríamos faltando a la verdad –que lejos está de no reconocer la enorme nobleza de Lo Valvo– ante un hecho semejante, ante algo que no se debería haber permitido y que, en un torneo profesional, no puede repetirse.
Porque no se trata de castigar el error, de cortarle un dedo a nadie ni de hacer volar una mesa y que panda el cúnico, por llevarlo a ejemplo extremo y ridículo. Sólo se trata de hacer respetar el reglamento. Nada más.
¿O no queremos un poker claro, transparente y sin fisuras? ¿Qué se debería priorizar?