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Poker a beneficio de los afectados por la DANA en España
El torneo BAP de Sevilla destinará parte de lo recaudado a las víctimas del desastre natural que afecta a gran parte de la población española.
Los casinos en Venezuela dejaron de ser una realidad hace mucho tiempo. Los centros de apuestas, bingos y juegos de azar fueron prohibidos desde 2012 en todo país, sin embargo durante la pandemia nuevos clubes de poker clandestinos han surgido en Caracas, la capital del país.
Una reciente crónica publicada por un medio financiero internacional retrata cómo la ilegalidad de estos juegos, en especial el poker, sobreviven ante la mirada complaciente de algunas autoridades locales, incluso sus funcionarios llegan a estar involucrados en muchas de estas partidas nocturnas.
Una mesa de Omaha de 10 personas en uno de los clubes clandestinos más populares de la ciudad fue sorprendida recientemente por un grupo de policías; todos los jugadores no se movieron de sus asientos, sabían que ellos estaban ahí para proteger a un miembro de alto rango de la clase política que juagaba.
Las ciegas de la partida eran de US$50 dólares equivalentes a 30 veces el salario mínimo mensual oficial en el país. Además, ya había una lista de espera con otros jugadores que se encontraban en el comedor de la casa del anfitrión y organizador, quien afirma en el relato presentado por Bloomerg que estaba pensando abrir otra mesa mientras ofrecía comida, ron y whisky gratis a sus invitados.
«Venir aquí hace que mis noches sean más cortas, aunque siempre pierdo», comentó uno de los asistentes que prefirió no ser identificado.
Ante este escenario, dichos clubes de poker clandestinos han tenido un gran auge sumando cerca de media docena solo en la capital. Jóvenes de 19 años comparten mesas con empresarios de 85 años que han llegado al lugar mediante una ubicación enviada a un grupo selecto por WhatsApp y que pueden llegar a tener en juego cerca de US$15.000.
El país caribeño atraviesa la peor crisis política, económica y en materia de seguridad de su historia, es por ello que las opciones de entretenimiento de noche son casi nulas. Las calles desoladas y locales que por miedo cierran sus puertas antes de que caiga el sol es la constante. A este panorama hay que sumarle la pandemia mundial que ha hecho que muchos jugadores se refugien en las salas online, sin embargo en Venezuela esa opción es limitada por el mal servicio de Internet y las restricciones para usar divisas.