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Poker a beneficio de los afectados por la DANA en España
El torneo BAP de Sevilla destinará parte de lo recaudado a las víctimas del desastre natural que afecta a gran parte de la población española.
Por cada país, se puede interpretar que existe una ley respecto de las apuestas deportivas y el juego online. O en algunos casos, no están reguladas. Es un terreno que no está muy firme salvo en Colombia, primera región que se puso el tema al hombro y marcó el camino con licencias y asociaciones.
Aquí vamos a repasar qué sucede en algunos países respecto a este tema tan candente.
Comenzó su sistema de licencias en 2017, entrega a Wplay, que se mantiene como uno de los líderes del mercado junto a BetPlay. Hoy, el país cafetero cuenta con 17 operadores activos y una regulación dinpámica que va agregando modificaciones para hacer el juego más claro y seductor.
El ente que regula esta industria es Coljuegos, una empresa industrial y comercial del Estado, «administradora del monopolio rentístico de los juegos de suerte y azar». Según informa en internet, la recaudación respecto del juego online ascendió a 522.543 millones de pesos colombianos en 2019; 275.574 en 2020 (afectado por la pandemia, la baja responde al ítem «juegos localizados») y 503.792 millones en lo que va del 2021.
El país más grande de Sudamérica mantiene en una especie de gris este mercado, que si bien es legal, todavía no está regulado. En el 2018 se aprobó una ley al respecto, pero ésta todavía no está reglamentada, lo cual se esperaba para el año pasado pero no lo permitió la pamndemia, también se aguardaba en 2021, aunque no llegó la letra.
El sistema que se propone es el de licencias, con una polémica en cuanto a la tasa impositiva del 3%, que muchos consideran excesiva. Sin embargo, el mercado mira con buenos ojos esta región porque se considera que las reglas son más claras que en otros países. Hoy, en Brasil hay unas diez compañías que están operando sin regulaciones y, por ende, sin pagar impuestos. Se calcula que el estado se está perdiendo de recaudar unos 500 millones de dólares anuales.
Por una ley del 2005 se prohíbe explícitamente el juego online en el territorio chileno. Sin embargo, éste cuenta con una vida importante ya que se apuestan aproximadamente 12 millones de dólares cada año a través de proveedores offshore. Esta situación precaria contó con una promesa de mandar al congreso un proyecto de ley, que todavía está en veremos.
También existe una especie de gris con leyes anacrónicas que necesitan ser renovadas y/o reguladas. Luego de cambios introducidos en 2004, el gobierno mexicano otorgó bastantes licencias de juego, superando el número total de operadores con licencia en los 80 años anteriores. En ese momento, también se emitieron algunas licencias de juego online a varios operadores de casinos. Sin embargo, a pesar de la cantidad de licencias otorgadas, se impusieron varias restricciones a los habitantes locales.
En cuanto a los juegos online, los locales no pueden registrarse y jugar en sitios web a los que se les otorgaron licencias. Esto significa que solo los jugadores que residen fuera de México pueden unirse a estos casinos online. Mientras tanto, los sitios web de juegos en el extranjero no tienen restricciones para ofrecer juegos a jugadores de México, dándoles suficientes oportunidades para jugar. México fue el sitio elegido principalmente por los jugadores estadounidenses cuando en el 2011 se produjo el Black Friday que terminó prohibiendo las apuestas online en el país.
El Ministerio de Economía (MEF) remitió al Parlamento en noviembre un proyecto de ley para facultar al Poder Ejecutivo a través de la Dirección General de Casinos a «explotar directamente el juego online, así como a autorizar dicha modalidad de juego a aquellos que previamente hubiesen obtenido la concesión o permiso de explotarlo en forma presencial».
Hoy, la prestación de servicios a través de Internet, plataformas tecnológicas, aplicaciones informáticas o similares referidas a juegos de azar o apuestas online se encuentra alcanzada por el principio de «ilegalidad». La única excepción son las apuestas deportivas, habilitadas en 2002, y cuya explotación está en manos de La Banca.
El gobierno de Perú es consciente de la necesidad y el potencial de desarrollar una legislación sobre el juego online, y por eso en 2018 se lanzó una propuesta legislativa, el Proyecto Normativo para los Juegos y Apuestas Deportivas a Distancia utilizando el internet o cualquier otro medio de comunicación. Sin embargo, como ocurre en otros países, el proyecto todavía espera su resolución.
Por eso hay empresas que operan libremente porque “todo lo que no está expresamente prohibido, está permitido”, según se establece en la Carta Magna peruana.
Tiene una ley del 97 que regula los juegos de azar, que incluye a las apuestas deportivas pero no el juego online, por lo cual se lanzaron varios decretos para subsanar ese vacío. Incluso se otorgaron permisos para la explotación de casinos online sin posibilidad de incluir apuestas deportivas.
El casino Amambay comenzó a operar en 2018 y desde entonces se entregaron una veintena de licencias para el juego online, todas de carácter provisorio: pueden extinguirse o modificarse en caso de que se apruebe una nueva ley.
Como se verá en estos ejemplos, salvo Colombia, la mayoría se mueve en un gris, pese a que los gobiernos entienden que esta industria puede servirles como gran usina recaudatoria. Sin embargo, hecho el proyecto, no siempre se acompaña con una ley firme.