Tres mesas finales al hilo en el Circuito Argentino de Poker. ¿Quién se puede dar un gusto así? Casi nadie. Pero Gerardo Grill , sí. «Totalmente sick y fuera de odds», así lo calificó él mismo en una publicación que realizó en su página personal de Facebook.

Y claro que el puntapié de tal motivación fue su título en Santa Rosa, donde ingresó chipleader a la mesa final pero antes tuvo una enorme recuperación. «Arranqué el torneo muy corto, estuve más de 20 veces all-in para recuperarme», aseguró en su momento.

Un mes después, en Victoria, mientras su hermano Francisco Grill se metía en el podio del Second Chance, él luchaba por la supervivencia: en burbuja de FT, Guochi estaba último del conteo con apenas 5 ciegas grandes. Se dobló y entró a otra final que tuvo la particularidad de repetir también la presencia de Martín Giménez , subcampeón en La Pampa.

Guochi, tratando de pasar desapercibido en Punta Del Este.

Allí eliminó a Marcelo Fernández y Santiago Adamo para subirse a lo más alto del conteo cuando quedaban cinco jugadores. Parecía que todo se encaminaba para repetir el mismo heads up, pero dos badbeatazos frente a Andrés Dos Santos (A 10 vs K Q y 10 10 vs 7 7) lo mandaron a casa antes de lo esperado pero con el 5º puesto y AR$137.210 en el bolsillo.

Llegó la multitudinaria parada en Rosario y, entre casi novecientas entradas, otra vez Gerardo en la mesa final. Esta vez sin un buzo llamativo ni boina, pero con las mismas ganas que aquella primera vez, hace dos años, en el CAP de Cipolletti, ahí cerquita de su casa. Así describió Grill esta experiencia: «Fueron 5 días muy duros en los que me toco jugar mesas super strong con top regs del circuito y en etapas avanzadas y deep».

Por los nombres y antecedentes de los jugadores, esta mesa final parecía ser la más complicada de las tres, pero Guochi la inició entre los mejores stacks. Quizás su ambición por llegar a lo más alto, además de un cooler fatal AK vs Ases, frente a Ramiro Petrone (el más enfichado del momento) volvió a enterrar la fantasía pero no la alegría posterior.

«La verdad siento que la pude surfear bastante bien, adaptándome a las situaciones que se te presentan en mas de 5 días de juego. Seguro que en el transcurso tuvimos decisiones buenas, malas, regulares, pero siempre tratando de hacer las cosas por algo, con un fin, un motivo y un argumento». Palabras de un joven consagrado que está a punto de recibir el máximo premio de su vida: ser papá.