El semáforo epidemiológico en México ha retrocedido en casi todos los estados y se esperan más limitaciones en cuanto al aforo de los casinos.

Desde el 24 de enero y hasta el 6 de febrero el escenario para muchas entidades ha vuelto a ser naranja, amarillo e incluso rojo. El incremento de contagios a causa del COVID-19 sigue mostrando cifras récord desde que comenzó la pandemia.

El panorama general de las restricciones sanitarias muestra diversidad de medidas, aunque algunos estados comparten el mismo semáforo, los protocolos y la capacidad permitida para los establecimientos son distinta. Por otro lado, algunas empresas privadas han decidido, de forma voluntaria, reducir el aforo.

Los casinos Puebla, Quintana Roo, Hidalgo, Chihuahua, Tamaulipas, Tabasco, Nuevo León y Guanajuato han tenido que bajar a un máximo de entre 30% y 60% la capacidad de recibir clientes en sus salas.

Por otro lado, Baja California y Jalisco han mostrado una postura más estricta al implementar el carnet de vacunación de forma obligatoria.

Aguascalientes, una de las plazas donde el poker nacional está teniendo mayor auge, ha sido uno de los más castigados, volviendo a color rojo lo que implica que las actividades en salas de juegos debe ser reducida a su mínima expresión. 

En cuanto a torneos, el Palace de Ciudad de México anunció la cancelación del festival que tenía previsto a realizarse para este mes mientras que la WSOP-C México  hizo lo mismo para el circuito 2022 que se tenía previsto para abril.

Si bien es cierto que esta nueva variante parece ser menor peligrosa que las anteriores, la coronavirus se sigue tratando como una pandemia. Por otro lado, países como España y Reino Unido ha puesto sobre la mesa la posibilidad de comenzar a mirar la situación como algo endémico, es decir, que afectará constantemente a la población como cualquier otra enfermedad que no necesita restricciones.