Una de las características más terribles de un bubble-boy es que, casi siempre, se irá del torneo teniendo la mejor mano. Si se trata de un shortstack que ha esperado su momento de forma paciente para poner sus últimas fichas en juego, tendrá ya muy pocas en relación a las ciegas y quien esté como líder en fichas de la mesa no dudará en pagar para terminar con el martirio.

Esto fue precisamente lo que ocurrió en la temporada seis del European Poker Tour en la parada de Praga. Tim Kahlmeyer tenía ya poquísimas fichas y fue jugado con -ax- -jx-. Pieter de Korver, finalista del EPT, tuvo un call fácil con -ax- -tx- respaldado por una montaña de fichas detrás. El resto, es historia:

Por eso, ya lo saben: nunca hay que esperar a llegar al momento en el que, aún duplicando nuestras fichas, seguimos siendo shortstacks!