URUGUAY
Iago Botelho se quedó con el Super High Roller del Enjoy Poker Tour
El brasileño superó una durísima mesa final para quedarse con el último trofeo de la serie.
Imágenes como las que se vieron anoche en Las Vegas dejan en claro, una vez más, que los argentinos están hechos para los grandes momentos. Quizás el paralelismo con el fútbol sea el recurso más fácil, el más a mano, para hablar sobre cualquier hito deportivo alcanzado por esta gran nación. Pero la historia reciente, el contexto y la camiseta que llevaba puesta el mismísimo Franco Spitale al momento de su victoria son una invitación abierta para hacerlo.
Las tiras celestes y blancas, el 11 en el pecho con el escudo de Campeón Mundial arriba y el apellido de Di María en la espalda fueron la prenda elegida por Franco para disputar lo que fue la final más importante de su vida. Cualquiera que sepa un poco de fútbol puede entender rápidamente la elección. No puede existir mejor compañía para un argentino en una final, que la camiseta del hombre de los goles importantes. El Ángel de la Guarda que no sabe jugar finales importantes sin ganarlas. Ese manto sagrado, con su aura de campeón, fue el que acompañó a Spitale al momento de revelarse el A en el river que lo convirtió en ganador de su primer brazalete de WSOP.
El heads-up, pero sobre todo la mano final con la que Franco Spitale finalmente se consagró como campeón, casi que resumen sobre el paño la eterna y sufrida lucha por la gloria que caracteriza a los argentinos. Comenzó el mano a mano con más fichas, pero un pequeño revés lo hizo descender a una desventaja de casi 2 contra 1. Luchó por recomponerse y finalmente volvió a tomar la delantera. Pero sobre el final ocurrió algo que, como la historia de Lionel Messi con la Selección, ni los mejores guionistas de Hollywood podrían haberlo escrito.
Franco tenía 175.500.000 puntos, por sobre los 98.000.000 de su rival, estando las ciegas ya en 2M/4M. En el BU, Justin Carey decidió completar la ciega grande con 2 2. Franco respondió con un raise desde la BB por 14.000.000 en total. Tras pensarlo un momento, Carey decidió ir all in y Spitale pagó con su A 10. Fue entonces cuando comenzó el runout más emocionante que hemos visto en mucho tiempo en la definición de un brazalete.
Franco decidió pararse de su asiento (al igual que Carey) y mirar el board abrazado a sus amigos, que habían conformado una multitudinaria hinchada. Con un brazo amistoso cruzando su pecho, y con la hinchada comenzando a entonar repetidas veces el apellido de Messi, Spitale vio cómo el flop mostraba 5 2 10, disminuyendo sus probabilidades de éxito de 48% a 3%.
Los festejos en el costado de Carey explotaron y Spitale pasó de estar abrazado a sus amigos a estar de brazos cruzados. Eso sí, la sonrisa parecía incapaz de abandonar su rostro, casi como si ya conociera el desenlace final. Si de algo saben los argentinos es de milagros. Y cuando parecía comenzar a apagarse, el A en el turn apareció para revivir la esperanza. Ahora las probabilidades de Franco aumentaban a 9% y los fanáticos volvían a entonar los cánticos con el nombre de Messi.
Rápidamente, los cantos se transformaron en plegarias. La unión sagrada entre Messi, Argentina y algún aspecto de lo divino, podía sentirse en el ambiente. A tan solo kilómetros, Messi se encontraba concentrando para su próximo partido de Copa América, sin imaginar siquiera que un grupo de argentinos estaban invocando un milagro en su nombre. Y mucho menos imaginaría que el milagro estaba a punto de cumplirse.
Como Dios es definitivamente argentino y sus plegarias siempre son escuchadas, el A en el river hizo contacto con el board y decretó, de una vez y para siempre, que Franco Spitale es el nuevo campeón del Millionaire Maker de la WSOP.
BEER IS RAINING DOWN ON HIM!
What an absolute electrifying finish in the @WSOP $1.5K MILLIONAIRE MAKER 🔥🔥🔥
🇦🇷🇦🇷🇦🇷 pic.twitter.com/jTYpk3y6IA
— PokerGO (@PokerGO) June 28, 2024
Instantáneamente, la locura albiceleste tomó por completo el lugar. Spitale cayó de rodillas, rendido ante la grandeza de lo que acababa de suceder. Frente a él, volaron vasos de cerveza, gritos de emoción e incluso lágrimas de alegría. Absolutamente nada podía sacar a Franco del estado de transe al que acababa de entrar al convertirse en campeón mundial.
En un último gesto, ya casi ritual, Spitale tomó el brazalete y lo llevó hacia onde estaba su hinchada. Imitando a Messi en la final del mundial, primero se agachó, para luego saltar y sostener el brazalete en lo alto, para que lo viera el mundo entero, dejándonos una de las postales más importantes del poker argentino.
La camiseta de Di María, el nombre de Messi y la bandera Argentina en la tribuna. Estos tres elementos generaron una combinación imparable de grandeza que, junto con el increíble talento de Franco Spitale, nos proporcionaron una nueva e inmensa alegría, que quedará grabada para siempre en la historia grande del poker argentino.