Por José Litvak

Elegir correctamente el nivel de apuestas es una condición esencial para estar cómodo en el juego y redunda directamente en la efectividad.

Esta medida está determinada por el valor de las ciegas y por el tamaño de los stacks mínimos requeridos y de los máximos permitidos para entrar.

La decisión tiene estrecha relación con el tamaño de nuestro bankroll.

Una mesa de muy bajas apuestas nos aburrirá, jugaremos demasiado sueltos, y la pérdida de interés le quitará incentivo.

Por el contrario, el compromiso generado por requerimientos económicos desmesurados aprieta tanto que el miedo paraliza, foldearemos permanentemente o con cualquier gran apuesta.

Esto es similar a lo que pasa en cualquier otro deporte.

Si un ajedrecista con un “ELO” de 1.000 se enfrenta a un aficionado de “tercera”, le ganará fácilmente y se aburrirá. Si lo hace con alguien que supera los 2.000, será un desafío, pero siempre perderá.

Un peso “mediano” tiene que pelear con un peso “mediano”, ni con un “mosca” ni con un “pesado”, es obvio.

Diferenciemos claramente: la relación debe efectuarse con nuestro bankroll y no con el valor de los stacks requeridos para entrar en determinada mesa. Si nos equivocamos de nivel y perdemos todas las fichas, estaremos a tiempo de levantarnos y de bajar de límite. Si, por el contrario, perdemos el bankroll, habrá que irse a casa por mucho tiempo.

Dan Harrington se pregunta y nos responde: “¿Cuándo es el momento para subir de nivel? y ¿cuándo para bajar, si tus resultados han venido siendo negativos?

Por mi experiencia, te daré unos consejos al respecto.

1. Sube al próximo nivel cuando tu bankroll sea el 50% más grande, en términos de buy ins (con lo que empezaste).
2. Baja cuando haya disminuido al 50% del inicial para ese nivel”. (Conf. “Harrington On Cash Games Vol.2)”.

Aclara que, además de los mayores requerimientos económicos, en los niveles superiores, los jugadores serán más experimentados, lo cual nos pondrá más a prueba.

EL “TEOREMA DE LA FELICIDAD”

Si queremos disfrutar de esta actividad, el manejo del bankroll es la clave inicial.

Para ayudar a comprenderlo explicaremos el “Teorema de la Felicidad”, en cuya formulación no participaron Pitágoras ni Thales de Miletto, sino otros “sabios” más contemporáneos, como Negreanu, Harrigton y, modestamente, nosotros.

Tesis: la satisfacción individual y la felicidad conyugal dependen de la correcta elección de nuestros buys in.

Hipótesis: queremos comenzar en el juego y disfrutarlo, tener una larga carrera y una armónica convivencia familiar.

Demostración: si el dinero destinado al juego es de, por ejemplo, $15.000 (debería ser para la actividad de todo un año) y teniendo en cuenta que lo aconsejable es que el bankroll para cash games debe ser de, por lo menos, 30 compras máximas de la caja inicial (usando un promedio de lo sugerido para juegos presenciales y online), el valor máximo de nuestra compra de fichas para cada oportunidad en que nos sentemos a jugar sería de $500.

Si, además, consideramos que el stack aconsejable para iniciar debe ser de 75 veces la ciega grande (promedio entre los 50 y 100 sugeridos), su ponderación nos da como resultado el nivel de apuestas de la mesa en la que debemos jugar, esto es: $5.

Sigamos al pie de la letra este “teorema” y lograremos el objetivo.