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Miren Tiempo de Poker con Tomatee Benítez
Salió una nueva edición del programa que va se está transformando en cita obligada para los amantes de este deporte mental, esta vez con una entrevista al crack uruguayo.
Por José Litvak
La magnitud de las pilas repercute en los compromisos que se asumen, voluntaria o involuntariamente. Es uno de los dos parámetros que lo fijan.
Creemos que es el principal factor afectado y, por su gravitación, nos parece oportuno recordar el concepto y hacer algunas precisiones.
Primero delimitaremos el significado, dado que, en la literatura del poker y en las charlas, aún entre los versados, advertimos confusiones o ambigüedades.
Esto se experimenta porque, en la jerga, estar “pot commited” puede tener más de un sentido.
Veamos.
La anécdota del cuento que sigue es conocida, pero viene al caso reiterarla y es ilustrativa para entender de qué se trata esta cuestión.
El asunto fue así: “Un amigo, bastante homofóbico, por cierto, se había enamorado perdidamente de una rubia descomunal que no le daba ni la hora”.
“Hizo lo inimaginable para conquistarla. Le escribió poemas de amor, la invitó a salir, a ir al cine, al teatro, a bailar, a cenar, a visitar museos, etc.; le hizo regalos de los más variados: flores, perfumes, vestidos, pieles, joyas, y hasta un brillante de varios quilates”.
“Después de varios meses de ‘trabajo’, logró atraerla y ella le aceptó una invitación a visitar París para consumar el amor en una atmósfera insuperable”.
“Y en la habitación del hotel, cuando la situación estaba por llegar al punto ‘sublime’, su corazón se agitó repentinamente de manera intensa, aguda y virulenta, como nunca antes le había ocurrido. Creyó que se moría en ese mismo momento”.
“Y ello tenía su explicación: jamás había pasado por una ocasión tan ansiada, por una vivencia tan impresionante, ni por una experiencia tan ‘penetrante’”.
“Ella retozaba en la cama y la tenue luz que daba marco a la magna y mutua consagración no le impidió apreciar a través de la cautivante transparencia de su ropa íntima su imponente desnudez y advertir algo conmovedor: a ella, allí, ‘le sobraba algo’”.
“Cuando le preguntamos cómo reaccionó, nos dijo, lacónico: ‘y qué quieren que haga, con lo que ya había invertido, cerré los ojos y le di para adelante’”.
En el poker, también se dan este tipo de situaciones tortuosas y se las conoce como “estar committed”.
Se trata de un condicionamiento para decidir las jugadas en función de parámetros inconvenientes, que se experimenta cuando hemos apostado tanto, en relación al valor total del pozo en juego o de nuestro stack remanente, que nos vemos motivados a aceptar una apuesta adicional, aunque tengamos pocas chances de ganar.
Es el condicionamiento a seguir pagando fuera de odds, estimulados por el monto en disputa o por el valor de lo ya invertido y no por el de las reales probabilidades a favor.
Y la excusa que se escucha habitualmente para justificar perder más de la cuenta es igual que la de nuestro amigo: “¡¡¡y qué querés que haga, con la que ya había puesto, tenía que defenderlo!!!”
Ahora bien, esta es la acepción más habitual del término commitearse, pero no es la única. Esta expresión se utiliza también para transmitir otra idea o estado que, paradójicamente, es opuesta.
En términos más simples, hay un “compromiso malo o imprevisto”, pero hay otro “bueno o buscado”. Pero hablaremos de este concepto en alguna otra oportunidad. Seguro no faltarán momentos.