Atento Nacho Barbero: está la agenda de las Triton Jeju
La parada de las Triton Poker Super High Roller de Corea del Sur ya tiene fechas y eventos. Ideal para que el mejor latino de la historia repita su triunfo del 2024…
Por José Litvak
En esta saga de estrategia que se inauguró con «la burbuja», artículo publicado hace una semana, es momento de su continuación…
Cumplido el segundo objetivo, llegamos a la “Mesa Final”.
Todos están más relajados por haber superado la “burbuja” y todos tienen premio. Ahora la cuestión es “cuánto ganamos”.
Dependiendo de las particularidades de cada organización, esta mesa puede ser de 6, 8, 9 o 10 participantes y la diferencia de valor de los premios entre los primeros y los últimos es muy marcada.
Esto es lo que diferencia a esta etapa. La distancia de los valores es tan ostensible que hay que buscar afanosamente llegar entre los primeros.
Esto se puede lograr de dos maneras:
La eficiencia de las estrategias dependerá de las mayores o menores posibilidades de adaptarnos y de las particularidades de los oponentes, los tamaños de los stacks, el valor de las manos y el de las ambiciones.
Los agresivos tendrán más chances de ganar como de “irse” más rápidamente. Los conservadores llegarán más alto pero es más difícil que ganen.
No obstante, “esto es Poker” y todo es posible. En la vida “no hay verdades absolutas, y esto es rigurosamente cierto”.
Ser un buen jugador no se mide por un torneo ganado ni por dos, aunque la celebridad sí se obtiene por ello. La “foto” siempre es para el primero.
El buen jugador, por el contrario, es el que más veces llega a las mesas finales. Para ellos es “la “película”.
La mayor parte de los participantes, al principio, jugarán selectiva pero agresivamente, dado que la diferencia en dinero entre salir noveno, octavo o séptimo no es tan importante como sí lo es el valor “relativo” del aumento de la potencia.
Incluso, los short irán all in muy seguido, para jugarse el todo por el todo. La presión de las apuestas obligadas los lleva necesariamente a eso.
No obstante, la recomendación es hacerlo selectivamente. Es probable que nos paguen, especialmente alguno con muchas fichas (a veces parece que “echar” a un rival otorga un goce adicional que incita a pagar). El poder de persuasión es bajo.
Los big stacks se darán algún permiso para presionar, especialmente a quienes tienen pocas fichas, de manera de reducir el margen de daños, por si la “apretada” no da resultado.
Con buenas manos o en buena ubicación, el “blanco” deben ser los short stacks y los que se muestran más loose. Tengamos cuidado con los big y con los tight.
Los que están en el promedio solo pagarán con manos buenas. Las esperarán, si pueden, para aprovecharlas.
Mucha paciencia, llegará el momento para un “batacazo”: hay que usar el poder pero también hay que saber dosificarlo.
Y distingamos a quienes quieren quedarse, sin importarles demasiado el puesto final al que accedan, de aquéllos que van únicamente por el primero.
Como normalmente es beneficioso jugar de manera diferente a la mayoría, según las condiciones, deberíamos ser más conservadores al principio y más agresivos cuando una pérdida no nos duela tanto o no nos deje afuera del torneo.
Cuantos menos quedan, la presión de las ciegas y los ante agobian a los short stacks. Las rondas son rápidas, las vueltas cortas y todo se precipita.
Serán muy ocasionales las manos en las que llegue a verse el flop. Algunas veces, por ejemplo, cuando la “ciega chica” no se arriesga a “robar”, y la BB no sube. Las únicas en las que se verá el board completo serán los all in aceptados.
Lo importante: no regalar las fichas, es lo único que nos lleva al “heads up”.
Si llegamos, logramos el tercer objetivo: ganar un premio importante, y ahora vamos por la gloria