Todos hemos tenido malos días en las mesas. Son inevitables y parte del juego. Pero igual duelen. Siempre duelen. Incluso a veces uno tiene ganas de volverse a su casa llorando, como le pasó a Scott Seiver en el The Big Game.
El crack se encontró en un gran spot: un cash game de altas apuestas con dos jugadores amateurs, Tony G dispuesto a regalar plata, David Viffer Peat que siempre comete alguna locura y un Daniel Negreanu que pagaba descontroladamente. ¡Mejor, imposible!
Sin embargo, las cosas le salieron al revés de lo esperado. Scott jugó cuanto pozo pudo y tanto con Damas como con Reyes se la mandaron a guardar.
Después de perder la segunda mano se lo puede ver desconsolado, al borde del llanto, hundido en 100 mil dólares en el rojo.
¡Las cosas van a mejorar, Seiver!
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