URUGUAY
Roberto Bianchi se quedó con el Main Event del Enjoy Poker Tour
El argentino se impuso en una mesa final plagada de figuras y se coronó como el campeón del Main Event en el último Enjoy Poker Tour de la temporada
Desde el año 1982, en que Z Bossio montó, junto a Gustavo Cerati y Charly Alberti, una máquina musical que sigue cruzando varias generaciones (siendo pragmático, una joven en los 80 tiene hoy más de cincuenta años): Soda Stereo, sin duda la banda latina más escuchada en América. Sus sonidos siempre de vanguardia, su accionar mediático, su proliferación de novedades y sus discos en constante evolución generaron un movimiento que aún no se detiene.
Hoy día, Zeta tuvo que reinventarse, como él mismo dice, después de ser un clásico, “todo el camino siguiente es de tierra”. Tal vez por eso su perfil viró hacia la pista, y el pogo rockero de los 80, hoy se transforma en una eléctrica sensación de placer. Soda Stereo hizo bailar al mundo… Zeta hace que la noche baile.
La primera pregunta es siempre la misma: ¿jugás al poker?
Con Ernesto Savaglio, un gran publicista, eramos compañeros de colegio y nos metimos juntos en la facultad, en un momento con Gustavo y Alfredo habíamos hecho una agencia de publicidad en Villa Adelina, esa sociedad fue la primera gran experiencia que hicimos juntos, y en la oficina, el padre de Ernesto, que era muy fanático, tenía una mesa de poker con fichas, que era nuestro escritorio. Los sábados nos juntábamos, se armaba, venían amigos y nos quedábamos horas. La verdad es que la pasábamos muy bien. Después, los sábados, cuando empecé con la música, fueron momentos de mucho trabajo, mis sábados pasaron a ser lunes y martes y no encontrábamos mucha gente para jugar al poker.
Esas cosas son obsesiones. Y en la ciudad hay que encontrar cosas que te calmen las obsesiones, para calmarte un poco. Para mí, en su momento era la música y era monotemático, como los nerds que no paran de hablar de otra cosa que de música.
Pero en el poker ocurre igual… La gente que viaja en grupos de amigos y juega, no habla de otra cosa que de eso. Claro, cada uno con su cable a tierra.
Hoy ya no tengo el tiempo para dedicarle, pero me encantaría jugar un torneo grande para ver qué se siente…
¿Por qué elegiste el bajo como instrumento?
Los bajistas somos, más en los años setenta, los que hacían falta para completar la banda y como yo era armador de bandas, líder de todas mis bandas, y lamentablemente siempre faltaba el bajista, me hice bajista. Es como ser arquero siendo el dueño de la pelota… (risas)
¿Cuál fue tu primer bajo?
Mi primer bajo fue una guitarra. Como no tenía bajo la ecualizaba grave y tocaba con las últimas cuerdas, era una guitarra nacional, Mercury I, de los años sesenta que le había comprado a Adrián Bilbao, hoy un gran ingeniero de grabación.
Después me compré un Fraty, es el único bajo que no tengo, pude mantener todos pero ese se me perdió y nunca pude recuperarlo. Y mi primer gran bajo fue un Fender Jazz Bass, que fue con el que empecé a tocar en Soda.
¿Es similar, en algún punto, el momento en que adquiriste tu primer bajo, con el momento en que te familiarizaste con el primer set para pasar música?
Yo empecé en los años setenta y la verdad es que antes de ser músico era fanático de la música. Y en esa época armamos un grupo que se llamaba Sir Joy (señor diversión) y teníamos dos bandejas Galileo con un mezclador Newmark, y mezclábamos en pistas, en fiestas. Las mezclas eran más por corte, por entradas, aprovechabas un bombo con tambor, era más rápido, no te fijabas tanto en mantener el tempo con la pista.
¿Cuándo fue tu primera tocada como DJ?
En esa época hice muchas fiestas en San Fernando, pero recuerdo que hace años atrás me convocó Gabo del Soul Café y me dijo que tocaba el Zorrito y si me animaba, no había tenido mucha interacción con las bandejas nuevas, pero pensé que me gustaría volver a sentir eso y me animé. Fui una tarde, hice un poco de práctica para agarrarle la mano. Esa noche la pasé muy bien y desde ahí, yo ya venía elaborando algo diferente porque en los viajes de “Rock Road” (Programa de TV donde recorría la música de LATAM) siempre iba a las pistas electrónicas de los festivales y era increíble la onda y la energía que había. Empecé a ver gente que rokeaba la pista, Fede Legrand, Two Many DJ´s… Eso me motivó mucho. Desde lo del Soul que me propuse darle a esto, empecé a armar carpetas con música.
¿Desde cuándo un DJ es una especie de rokero?
Un poco se mezclan, hoy en día se respetan mucho las bases del rock…
O sea que tiene que ver con la música y no con la actitud…
Las dos cosas, el rock es mucha actitud. Pero es verdad que hay temas de Soda que con otros ritmos los podes tocar como un tango. Es la actitud rokera lo que lo hace un tema de rock. Y en el mundo de la electrónica ya se está copiando ese espíritu. Hay mucho músico productor haciendo música electrónica. No sólo es una cuestión de DJ´s. Hay mucho productor que arma el contenido de lo que se está pasando. Martin Solveig y hasta el mismo Guetta pega hits como los pegaba Madonna. Igual, todo lo que se populariza se empieza a vanalizar, no depende del artista. A nosotros nos pasó lo mismo, estábamos de moda y eso nos tiraba para atrás. Cuando se escapa de las manos y se masifica ya no es más tuya… Pero con el tiempo nosotros nos convertimos en clásicos, eso lavó todo (risas).
¿Sentiste ese momento en el que se convirtieron en un clásico?
Creo que la vuelta en River fue el momento más claro, que dejó de ser una moda para convertirse en algo que traspasó generaciones… En River, la cantidad de gente joven que había era sorprendente, nuestros seguidores de los ochenta hoy tienen arriba de cincuenta años.
¿Qué es lo más lindo de ser DJ?
Viajás liviano… Pero yo tengo una historia muy linda con Estefanía, que se hizo cargo de mis cosas laborales y viajamos juntos, vamos a lugares maravillosos, siempre las fiestas son eventos especiales en lo que te toca estar. Con una banda de rock eso no lo podés lograr, porque hay mucha gente, mucha infraestructura, eso te limita y los antros de rock no son lugares más lindos, aunque las discotecas tampoco son hermosas, ni del todo cómodas. Otra cosa que tiene muy buena es la cercanía con el público. Me mantengo en contacto con la gente, viajo mucho por Argentina y Latino América.
¿Cómo te definís como DJ?
Soy un tipo que busca todo el tiempo, las cosas nuevas son la base de esto, hay que estar atento a las tendencias y a las fusiones. Hay que mantener el estilo y hacer prevalecer tu gusto. Pero lo más importante es que la gente tiene que bailar, uno tiene que respetar la pista, la diversión se acomoda al gusto de la gente, hay que saber leer lo que pasa en la pista, a veces no hay mucho lugar para el arte. Pero es un desafío lograr mantener lo mío entrelazado con los deseos del público.
Estás en contacto con muchos artistas emergentes… ¿qué notas de diferente y similar a los artistas de los 80´?
Estamos en épocas casi opuestas, antes había una polarización de la información y de la industria, hacer un disco era algo imposible si venías de la mano de una discográfica. Vos podías grabar un demo que era un casette, más de eso no podías avanzar. El objetivo de una banda era sonar en la radio y armar una carrera. Y todo esto tenía su costo, porque la discográfica pagaba una regalía y el resto era de ellos. Hoy en día la posesión es del artista. Grabás tu música y podés hacer un disco, podés estar en redes sociales y podés hacer que te escuchen de todo el mundo, lo cuál es bueno y malo, porque está todo tan atomizado que es difícil despegar, pero hay muchas bandas que han hecho su carrera a través de Internet, y han logrado que se fijen en ellos. No te hablo del Gangnam Style, pero de alguna forma fue un fenómeno que hizo que el mundo entero fijara los ojos en un coreano que hizo un tema pegadizo y un video muy bien pensado.
¿El Sueño Americano llevado a Internet?
Eso es lo que hay que buscar, todos competimos con todos y cualquiera puede dar un batacazo. Y si te va bien, la discográfica te va a buscar, hoy cambió el panorama.
¿Qué es lo que no puede faltar en el bolso cuando se sale a tocar a una fiesta?
Dos pares de auriculares, por las dudas, como vengo de la época del rock soy un destructor de auriculares. Busco los que más duren y los más baratos… Siempre terminan revoleados y chocados. Llevo discos y una cantidad de memorias importantes. Cepillo de dientes…
¿Vodka con energizante o Campari con naranja?
Campari con naranja. Soy italiano.
Como que te define todo socialmente…
No, pero son bebidas que se están poniendo de moda de vuelta, y tienen que ver con las raíces de lo que tomaba en casa. Yo cambio naranja por Agua Tónica, es más masculino.
¿Con quién te gustaría compartir cabina o hacer un back to back en una fiesta como Creamfields o UMF?
En Lollapalooza toqué a dos DJ´s de distancia de él, me encantaría compartir cabina con Fat Boy Slim. Sigue siendo un tipo que mantiene fuerza, calidad y es un gran showman. Sobrepasa todos los estilos, no cualquiera lo logra. Es uno de los pioneros que armó estas pistas rockeras que llevó a las nuevas generaciones a trasmutar estilos.
¿Es similar componer para rock que para electrónica?
No es tan lineal, el rock es una canción que empieza y termina… En la electrónica trabajás con sensaciones, es menos concreto y no es lineal, trabajás con la hipnosis, vas buscando loops que tratan de generan estados.
¿Sos una persona lúdica?
Es imposible ser artista y no serlo. Inclusive hoy en día, en este mundo tan raro que tenemos, lo único que te salva es armarte tu propia historia, es más interesante ese mundo propio de juego donde uno se siente cómodo y crea. Es la clave de ser un artista que quiere compartir su obra.
¿Qué música pasarías en un torneo de poker?
Buscaría algo tranquilo para no entrometerme, pasar desapercibido como un árbitro. Pero si lo pienso mejor, pasaría música de película, música incidental. Mucho sonido. Películas de suspenso. Ese sería un video de poker, con esa música.
Si fueses una carta de la baraja… ¿cuál serías?
Me gustaron las rojas… los corazones… As de corazón.
Si tuvieses que armar una mesa de poker con amigos ¿a quién sumás?
Fernando Ruiz Díaz (Catupecu Machu), Adrián Taverna (sonidista de Soda Stereo), Pappo y Marcelito Mora…
Estás escribiendo tu biografía… ¿Cómo se llamaría el capítulo del presente?
Somos seres normales a los que les pasaron cosas anormales, tuve que madurar todo el proceso de Soda, y para entenderlo, empecé a leer biografías de gente normal a la que le pasaron este tipo de cosas, sobre todo para entender y no vivir con culpa todo lo bueno que eso traía. Hay una frase de Schopenhauer, la tengo en el Twitter y es la que está liderando mi vida, que dice: “You need caos in your soul 2 give birth 2 a dancing star”. (“Necesitas caos en el alma para hacer nacer una estrella que baile”.)
¿Hubo alguna que leíste que te haya marcado?
Lo que pude entender es que todos armaron su propia historia. En mi caso, lo de Soda es fantástico pero ya te encasillaron en eso, una vez que estás en el lugar de “leyenda”, todo el camino que sigue es de tierra. Ahí hay que hacer camino de vuelta, reinventarse.
¿Te gusta el camino en el que estás ahora?
Me gusta porque estoy muy bien acompañado…
¿Cuál es tu sueño stereo?
Seguir adelante con esto, lograr el reconocimiento de los pares que es algo real y me siento parte… No es fácil, pero todos me tratan con mucho cariño y respeto, y eso es lo mejor.
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