Entre el ideal de poker y lo que realmente termina siendo existe una gran brecha. Sin dudas la gran mayoría de jugadores se han visto atraídos por los grandes premios, partidas de high stakes o el brazalete de diamantes del ganador del Main Event de la WSOP, pero eso escapa mucho del común denominador de este juego.
Una de las herramientas más valiosas y más difíciles de conseguir que tienen algunos jugadores de poker es dominar su juego mental. Entender las llamadas realidades del poker es fundamental si se quiere tener una carrera que perdure en el tiempo hasta llegar, a lo que cada quién considere, como éxito.
La primera gran verdad del poker es que se debe jugar pensando en el largo plazo. Las ganancias o pérdidas de hoy no deberían representar un criterio verdadero para catalogarse como buen o mal jugador; sin embargo, sí es importante estar atento a la forma de jugar para detectar posibles fugas de dinero causadas por la toma de malas decisiones.
La segunda realidad podría resumirse en que el poker no es una fiesta. Para llegar a destacarse y realmente tener ganancias constantes se debe estudiar y seguir hábitos en las mesas que nos ayuden tener foco. El alcohol, las noches de locuras o la idea de simplemente sentarse en la mesa a tirar un bluff son más características de un excéntrico millonario o un jugador recreacional de paseo en Las Vegas que de un verdadero profesional de poker.
Otra realidad importante del poker es entender la varianza. Un jugador de poker siempre podrá pasar por una mala racha. Existe un componente de azar que es parte de la naturaleza de este juego y hay que aceptarlo como tal. Nunca se podrá controlar las cartas que se le entregan al rival ni las que salen en la mesa. Aunque podamos tener una estrategia sólida, en muchas ocasiones nuestros oponentes jugarán hasta el final y ganarán con posibilidades en contra, o no se nos armará nuestra jugada teniendo grandes probabilidades.
El poker es un juego de estrategia con información incompleta y hay que entenderlo como una totalidad. Si una persona no tiene los recursos necesarios para enfrentar el riesgo o no le gusta perder dinero, no debería jugar al poker. El perder dinero es una pieza clave para ganar en el poker y hay que hacerse consciente de ello.
Para aquellos jugadores que aún teniendo una estrategia solida se molestan fácilmente al perder un gran bote es recomendable buscar las herramientas necesarias para desarrollar el juego mental. Existen un par de libros que ayudan a este fin, La mentalidad del jugador de poker o El juego mental de poker abordan estos principios. Para los amantes del video, personas como el coach español Rodrigo Ríos Lithany o el jugador David Díaz tienen material en el que tratan muy bien este aspecto del juego.
El poker es un camino largo y complicado, es posible jugar grandes niveles de apuestas o ganar un buen torneo internacional pero ello es la consecuencia de muchos factores y no un fin como tal.