FÓRMULA 1
Fórmula 1 en Las Vegas: Leclerc y Sainz jugaron al poker antes de la carrera
Los pilotos de Ferrari se sentaron en una partida con Antonio Esfandiari y Michael Phelps.
Aquellos jugadores que se consideren profesionales o aspiren serlo, deben tener una perspectiva adecuada a la actividad y evitar caer, sin querer, en los viejos prejuicios que rodean al poker.
Hablando de dichos prejuicios, se podría decir que el primero y más importante tiene que ver con catalogar a este juego como «azar», sin bien es cierto que la gran mayoría de torneos, mesas y eventos se realizan dentro de un casino, queda más que claro que dista mucho de una máquina tragamonedas o una ruleta.
Sin embargo, muchos jugadores pierden este enfoque y se dejan llevar por las emociones, rezándole a los dioses del juego para que hagan aparecer esa carta esperada al final del board o jugando la siguiente mano por «intuición» ¿Acaso estos ejemplos no son propios de los juegos de azar?
Aquellos que ven al poker como una montaña rusa de emociones en donde hay poco que predecir y mucha euforia descontrolada por vivir, habría que decirles que, tal vez, esto no es para ellos. Por el contrario, los profesionales deben buscar la serenidad, control y hasta un toque de aburrimiento en las cartas.
Este principio va muy ligado al control emocional que tanto se habla en el aspecto mental tan creciente hoy en día. Si lo comparamos con otras actividades o trabajos comunes, no podríamos imaginar a un programador web, parándose de su silla cada vez que le da click a un código nuevo para esperar que el resultado aparezcan en pantalla ¿Por qué no pasa esto cuando se va all in en una mano?
Esto no debe confundirse o interpretarse de mala manera. Si se buscan similitudes con el fútbol, por ejemplo, un jugador celebra y se emociona cuando anota un gol, esto está bien, sin embargo no sale al campo esperando que el azar le de la victoria, por el contrario, sabe que se ha preparado y trabajado en equipo para lograr ganar.
Cuando un jugador internaliza este aparatado es capaz de bajarle las revoluciones a las emociones, sin que exista la desmotivación o el tilt por aburrimiento, puede aprender a mirar al poker desde un perspectiva más tranquila.