Dos de la mañana en Mar de Ajó, Argentina ; 10 de la mañana en Rusia . Más de 13 mil kilómetros de distancia pero algo que conecta, veloz, de una punta a la otra del mapamundi: Internet. En el medio, una mesa de PokerStars, ese paño virtual donde dos animales del poker están sentados sacándose chispas. Promedia el Sunday 500, el gran torneo del domingo del sitio más grande del mundo, y Rodrigo Pérez y Artem Vezhenkov se cruzan fuerte. Y no sólo a fichazos limpios…
Aunque en realidad, acá no son Rodrigo Pérez ni Artem Vezhenkov, son sus alter egos, están con sus capas y máscaras y se pelean, carta a carta, de un monitor a otro: son sonmonedas y veeea , tales sus nicks. Y ahí, en su Coliseo favorito de fondo verde, ellos batallan por ver quién será el campeón de este megatorneo. Y el ruso lo hace con todos sus artilugios: paga manos increíbles, llega más allá de lo imaginado sin más armas en la mano que un as, sin ningún juego. Lo hace una y otra vez y gana; llega a estar primero de los 15 que quedan… Hasta que se cruza con sonmonedas, quien ya está harto de ver cómo puede ser que tenga tanta suerte este muchacho, “que tenga tanto culo”, como grafica Pérez mientras charla con CodigoPoker desde su casa de Mar de Ajó, la que fue testigo del combate.
El ruso es un pagador serial
Rodrigo, finalmente, terminó quinto el torneo con un premio de 17.999,25 dólares, tremendo, pero en el medio tuvo que batallar a capa y espada con Vezhenkov, que no paraba de hacer pagos increíbles. “Me cansé y lo mandé a la mierda un par de veces… No se le podía meter un bluff, pagaba las tres calles con as high, tenía que foldear pero pagaba y pagaba. Increíble”, relata ahora sonmonedas la escena que vivió de madrugada junto a su novia Denise, su dama de hierro, la que le hace el aguante al lado de la computadora aunque de poker no entienda nada.
“Lo empecé a boludear por el chat de PokerStars y ahí empezamos a jugar todos los pozos. Así le fue: de 1º de 15 terminó 11º y ni a la mesa final llegó… Se dio un leveleo intenso entre nosotros. Y si bien no me respondía el chat, sí lo hacía en la mesa: me venía a buscar y siempre nos encontrábamos”, relata Rodrigo.
Y sigue. “En un momento me dio tanta bronca que dije: ‘voy a mandar un mail a PokerStars para ver si es un hacker’, eran increíbles los pagos que hacía y siempre ganaba. Hasta que en un momento, en un bluff tremendo, se peló con el tercero en fichas y ahí me di cuenta de que era real, je”, explica Pérez, ya más relajado y con ese sabor inconfundible a victoria.
“Igual ojo -aclara Pérez, aceptando el talento de su rival-, veeea es una bestia, juega a otra cosa, le vi hacer cosas que no las entiendo, es increíble la racha por la que está pasando”.
-¿Y qué le ponías en el chat? ¿Le escribías en español?
-Sí, le escribía en español, no me iba a responder. Lo mande a la mierda un par de veces, a la concha de su madre, así le escribía, jaja… Y no me respondía, claro, pero lo hice jugar todos los pozos que quería y se terminó.
Y se terminó, sí, pero este round, que no fue el primero y quédense tranquilos porque tampoco fue el último: este clásico recién comienza.