Ese día, en el Mundial de Nelson Mandela, Jonah Lomu se ganó al planeta. Fue ahí, en Ciudad del Cabo un 18 de junio de 1995, cuando este gigante neocelandés sorprendió al mundo. Metía miedo, Lomu, con la 11 de los All Blacks en la espalda, con un físico imponente de 119 kilos y un metro 96, un paredón negro que era capaz de correr 100 metros en 11 segundos, poco menos de dos más lento que Usain Bolt, por ejemplo.

Metía miedo en cada haka

Pero fue ese día, en una semifinal ante Inglaterra, cuando Lomu terminó su presentación al mundo: con un poker de tries a Inglaterra, una conquista más avasallante que la otra, tumbando rivales como muñecos, este wing que trascendió el rugby eliminó a la corona de la Copa del Mundo. Después, claro, no pudo con Sudáfrica en la final, ante esos Springboks que tuvieron como bandera la lucha contra el Apartheid y como capitán espiritual e intelectual a Mandela.

Pero ese gigante que parecía invencible -y hablamos de Lomu, no del Apartheid, que gracias a dios se sepultó hace años-, aunque parezca increíble, murió este martes a los 40 años. Sí, se fue Lomu y el mundo, como en 1995, quedó boquiabierto, incrédulo, sin poder entender cómo este Michael Jordan del rugby, el hombre que metió el deporte de la ovalada en rincones donde jamás entendieron qué era un scrum, el tipo que trascendió las barreras de los especialistas, se fue tan temprano. Porque estamos seguros de que aunque no entiendas el deporte, sabés quién fue el inmortal Jonah Lomu.

Así se llevaba puestos a sus rivales

Metía miedo, decíamos, pero eso se quedaba adentro de una cancha. Afuera siempre fue un tipo bonachón, de esos sin maldad, siempre cortés, que se lo vio en su momento más crítico cuando, en 1996, un año después de su explosión, le diagnosticaron una enfermedad renal degenerativa de origen genética conocida como síndrome nefrítico. Sin embargo, fiel a su estilo, se sobrepuso y,  pese a una medicación muy agresiva, pudo seguir jugando.

Aprendió a convivir con su enfermedad y la superó, incluso, para jugar otro Mundial en 1999, para llegar a los 15 tries en Copas del Mundo y ser, junto a Bryan Habana -quien lo igualó este año-, el máximo artillero en las citas cumbres de este deporte.

Pero ahora se fue Lomu, y todavía nadie lo puede creer. Falleció en Auckland , donde había nacido el 12 de mayo de 1975, aunque aún no hay mayores precisiones. Aunque se estima que fue, lamentablemente, debido a una complicación derivada de su enfermedad. “Es algo completamente inesperado”, aceptó el médico de los All Blacks, John Mayhew, quien fue el encargado de difundir la triste noticia.

Lo llora Nueva Zelanda, lo llora el rugby, lo llora el mundo.