ESTRATEGIA
Donk Bet: era un movimiento de fish y ahora lo estudian los pro
Te explicamos algunos escenarios en los que una Donk Bet puede llegar a ser una jugada razonable.
Uno de los grandes atractivos que tiene el poker para cualquiera que busca profesionalizarse en él es que que se puede hacer de un «juego» el trabajo formal y esta es justo la idea en la que se basa Davidi Kitai para hacer algunas reflexiones.
Bajo el estilo europeo de tener una vida relajada y libre de preocupaciones, el Team Pro de Winamax asegura que ya que «el poker es un juego, los jugadores tienen la oportunidad de divertirse toda la vida», sin embargo, advierte que hay que saber separar la actividad profesional del día a día fuera de las mesas.
«Razonamos mucho en términos de «ganancias» esperadas (en todos los sentidos de la palabra) y rendimiento. Las probabilidades son nuestra base para pensar: las estamos calculando constantemente en nuestra cabeza para cada una de las opciones de nuestra vida. Luego lo comparamos con el riesgo estimado para tomar nuestra decisión. Este proceso de pensamiento es muy efectivo, aunque a veces puede torturar nuestras mentes»
El belga explica una ecuación clara, afirma que la vida es un juego y que el poker también es un juego, por ende, el poker es vida. Así mismo, hay que trasladar fuera de las mesas aquellas enseñanzas que se usan para ganar ventaja en un torneo pero siempre teniendo presente la idea antes mencionada de no dejar que uno de los aspectos interfiera demasiado con el otro.
Hay muchas ventajas que tienen los jugadores y que pueden ayudar a resolver problemas cotidianos que se presentan en la calle, con la familia o pareja. Destaca aspectos como tomar la mejor decisión a largo plazo, no tener miedo al riesgo cuando la rentabilidad puede ser alta, aceptar sea cual sea el resultado o saber cómo farolear. En cuanto a este último apartado, recuerda una anécdota de como hizo un bluff durante un viaje de poker.
«Macao, 11 a.m. Siempre estoy en la cama de mi habitación de hotel cuando suena el teléfono. Ella es la recepcionista que me ordena (en un tono incómodo) que salga de la habitación inmediatamente bajo amenaza de una gran multa. No había dormido mucho (cuatro horas como máximo) y mi avión de regreso no salía hasta las 8 pm de esa noche.
Tuve que encontrar un engaño para que ella me dejara la habitación por más tiempo. Dejé ir, en total improvisación, que era un blogger / influencer conocido en Europa y que era premium en TripAdvisor. ‘Si puedes dejarme la habitación hasta las 5 de la tarde, te prometo que hablaré bien de tu hotel’. A lo que ella respondió, en voz muy suave: ‘No hay problema señor, vaya cuando quiera’. ¡Un bluff exitoso!», concluyó en una de las últimas entradas que escribió en el blog de la sala.