Es la hora de la PokerGo Cup en Las Vegas
El festival del Aria arranca este martes con ocho eventos que van desde los 5.100 hasta los 25.200 dólares de inscripción.
La comunidad chilena está de luto. Espir Aguad , uno de los jugadores más longevos de la historia del poker nacional, falleció el domingo a los 92 años a causa de una insuficiencia renal.
Este empresario textil y multicampeón sudamericano de natación de origen palestino era un fanático del poker y compartió en las mesas hasta el final de sus días junto a sus amigos, con quienes vibraba cada vez que jugaba una mano y recolectaba sus fichas.
A Don Espir se lo vio en varios torneos en vivo, en especial en los de Coquimbo, en donde gracias a una de las causas más nobles que se han visto en Chile fue nombrado ciudadano ilustre.
Aguad creó una de las tradiciones más importantes de la localidad de Tongoy. Desde 1958 realizaba un tradicional y masivo asado para todos los vecinos y visitantes en el sector de Playa Grande. «Hace años que hice esta promesa y hace el mismo tiempo que llevo haciendo este asado», señaló en vida Aguad.
Espir Aguad será recordado por siempre por su gran generosidad.
Año tras año fue creciendo la iniciativa hasta convertirse en toda una tradición. «Me enorgullece ver que cada año viene más gente», manifestaba siempre el empresario, destacando que «lo más hermoso de todo es ver la felicidad en la cara de los niños y ver cómo reciben estos platos. Es maravilloso».
La misión era titánica, llevaba siete parrillas hasta la playa, 300 kilos de carne, 200 kilos de longanizas, 180 kilos de pan y unas 3.000 bebidas, las cuales estaban destinadas para miles de personas, que con gusto esperaban su turno para recibir este regalo. «Yo feliz con que todos puedan comer y si se repiten, mejor», explicaba Aguad.
Espir nunca quiso confesar el por qué decidió iniciar esta tradición. Al respecto, comentó «muchos me han preguntado en qué consiste la promesa, pero no puedo decirlo. Cuando muera, mi familia sabrá continuar con esto».
Fabiola y Cristóbal Kauak, nietos del empresario, manifestaron su intención de continuar con la tradición consagrada por su abuelo, como un homenaje a él y el gran cariño que sentía Aguad por Tongoy y su gente.
¡Hasta siempre, Don Espir!