Estudio, dedicación, gestión de bankroll, análisis, control de emociones, mucho tiempo de dedicación… Así se arma el combo perfecto que explica por qué el poker es un trabajo como tantos otros. Quizás en el siglo XX no hubiese sido el empleo más convencional como los que se acostumbraban: levantarse a las 8, tomar el colectivo a las 9 y llegar a la oficina a las 10 para cumplir horario hasta las 18tr. Pero este mundo actual, de la mano indispensable de Internet, cambia a un ritmo sin precedentes y lo que ayer resultaba muy raro, hoy es mucho más normal…
Sin embargo aún hay muchas personas que además de pensar que poker y trabajo no son sinónimos, ni siquiera lo catalogan como un juego mental, haciendo alusión e igualándolo con juegos de azar como la ruleta, los dados o el Black Jack. Pero la pregunta es… ¿Por qué existen jugadores que prevalecen a lo largo del tiempo sobre otros? Mientras buscamos la respuesta, nos damos cuenta que de fortuna tiene poco y nada.
Existen algunas diferencias con los trabajos típicos, pero quizás la más marcada sea el sueldo. Cuando llegue fin de mes no tendremos la certeza de cobrar un salario fijo y lidiaremos con la incertidumbre de cuánto serán nuestras ganancias. Aunque también pueden ser pérdidas, y ahí es donde aparecerá la frustración por no haber sido recompensado por tanto esfuerzo. Estos son los momentos en los que tendremos que ser más fuertes.
Juan Martín Pastor y un diálogo de archivo que seguro muchos oyeron en más de una oportunidad…
Los horarios también marcan una diferencia con el empleo tradicional. Un jugador de poker puede saber cuándo va a comenzar una sesión, pero muy difícilmente sepan cuándo finalizará.
Otra de las situaciones más difíciles de la carrera de un jugador de poker aparece en sus comienzos, cuando llega el momento de comunicar a nuestro entorno más cercano sobre la profesión que elegimos. Y cuando llega la hora, nos plantamos y les decimos: «Voy a vivir del poker». Muchas veces las respuestas no se hacen esperar: «Vas a terminar mal», «Es un ambiente turbio», «Buscate un trabajo normal», «Estás loco», «Tienes que ir a Jugadores Anónimos» y así podríamos seguir enumerando decenas de contestaciones insólitas…
Cuando nos alejamos de nuestro círculo familiar, diariamente nos vamos relacionando con gente que te pregunta «¿A qué te dedicas?». Y cuando escuchan la respuesta, por un lado tenemos a los más curiosos que se sorprenden y comienzan a indagar, y por el otro aparecen los pesimistas, a los que no hay manera de que les entre en su cabeza que jugando al poker se puede pagar la comida, los servicios, obtener bienes materiales y viajar por el mundo.
Ya saben para qué estar preparados cuando vayan al próximo cumpleaños…