Inicio > [OPINIÓN] Igual que el golf o el ajedrez: el poker como deporte

(RIVIERA MAYA, ENVIADO ESPECIAL).- Llegamos a la Rivera Maya, en la Península de Yucatán, no sólo para disfrutar del Caribe mexicano sino para vivir el inicio de una nueva era en la historia del poker de este país. Ya en el aeropuerto de Cancún, las publicidades invitan a distintas competencias deportivas como el PGA Tour que llegará a Playa del Carmen con un torneo que reparte US$7.200.000 en premios y también al reciente ATP de Acapulco que repartió casi dos millones.

¿Por qué el poker no puede realizarse de igual manera? Golf y tenis, al igual que el poker, son disciplinas principalmente individuales en las que en la alta competencia, la fortaleza mental pesa tanto o más que la física (y claro que, como casi todo en la vida, tiene su porción de azar aunque una varianza enormemente menor). Al igual que ocurre actualmente con nuestro deporte, sus federaciones tuvieron una dura tarea: desde que comenzó a globalizarse la alta competencia tenística hasta la creación de un Tour Profesional pasaron setenta años, mientras que el golf tiene una historia centenaria, pero antes también debió lidiar con su época de torneos ilegales por dinero.

El proyecto de ADN Poker en México apunta a esto mismo: representar y organizar a los jugadores en un marco que permita su desarrollo en un marco legal, libre y con competencias regulares, tal cual ocurre en países como Brasil o India, quienes comparten la peculiaridad de haber avanzado en una coyuntura que prohíbe casinos en el territorio. Esto recién empieza, aunque en esta Era donde todo ocurre a mayor velocidad sería ridículo suponer que esto pueda tomarse una década.

Aquí se juega el PGA Playa del Carmen

Curiosamente, el poker en vivo en India se limita a la competencia por equipos. Los jugadores no pagan por jugar y tiene un sueldo asegurado, financiado por los sponsors y con premios extra en base a sus resultados. Es algo similar a lo que ocurre con la famosa Global Poker League, aunque solamente en este gigante asiático hay cuatro ligas diferentes que corren casi en simultáneo y con distintas reglas y formatos. Por fuera de esto, no hay casinos y no se permiten las mesas vivas, mientras que el poker online aun se debate en un limbo legal.

En el caso de Brasil el reconocimiento del poker es total: allí se demostró que habitualmente quien gana la mano ni siquiera debe mostrar sus cartas y únicamente depende de su habilidad para tomar decisiones. De esta forma hasta se legalizó la realización de cash games en los establecimientos permitidos, los cuales son clubes exclusivamente de poker e inscriptos en la federación nacional.

Muy interesante sería si quisiéramos comparar el formato con los deportes antes mencionados. Por ejemplo, en tenis, si un amateur quiere saltar al circuito profesional debe pasar por diferentes escalas y ascender en el ranking: los torneos future, luego challengers y finalmente el máximo nivel. ¿Existe el interés de crear un circuito en vivo de microlímites que permita crear el bankroll para luego saltar a un nivel medio? ¿aceptarían los jugadores de mejor nivel competir sólo entre ellos y afrontar un field sin fishes?

El dilema aquí es que, para profesionalizar el juego a este nivel, haría falta convertirlo en algo 100% rentable: aumentar la cantidad de espectadores, conseguir sponsors que no teman invertir en un juego que hoy muchas veces es tabú y así lograr que el jugador profesional siempre salga ganando y solo tenga que preocuparse por competir.

Si el deporte es amateur, entonces no puede haber dinero en premios ¿a alguien le interesa organizar un evento en vivo que no reparta dinero ni deje ganancias para el promotor? ¿Y si es profesional tiene que haber una remuneración obligatoria? Pues tanto en el golf como en tenis los jugadores profesionales tienen que pagar inscripciones y afiliaciones, entre otras cosas, y con su sistema de repartición es apenas una pequeña porción la que se lleva los pedazos más grandes siendo muy habitual «competir a pérdida» o jugadores que deben abandonar su carrera por falta de fondos.

Personalmente, creo que a la hora de hablar de competencia esto es lo más factible y, justamente, el poker competitivo debe terminar con esa idea de que «cualquiera puede ganarle a cualquiera». La realidad es que, con sus particulares márgenes de error, hay buenos y malos jugadores y no es tan difícil crear un marco en el que se nivele según nivel de juego y no por poder adquisitivo. En verdad, lo difícil es lograr que el sistema acepte estas reglas y priorice el juego limpio, donde todos jueguen en igualdad de condiciones y el fin sea popularizar al poker como competencia, juego y deporte mental, por sobre el rédito particular de quienes lo fomentan.

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