Todos aquel que se digne de llamarse jugador de poker sabe que hay manos y manos. Algunas son intrascendentes, otras muy especiales. Pero solo un puñado viven en nuestra cabeza para siempre y hasta nos pueden mover los cimientos mismos de nuestra existencia.

¿A quién no le sucedió que después de perder una mano clave, jugosa, con todo el viento a favor, pensó inmediatamente en el retiro? «Me dedico a jugar a la Escoba», por ejemplo. O directamente comienzo un curso de cocina y a otra cosa. En Live at The Bike! se jugó una de esas manos que marcan un antes y un después.

Por suerte el desafortunado fue Bill Klein , quien ya a su edad se lo toma como una mano más. El veterano jugador se ríe, felicita a su adversario, recompra y sigue. Después de todo, iguala sus pérdidas y dona sus ganancias a la caridad cada vez que juega. Es una situación en la que todos ganan.

Pero imagínate si eres tú quien con As-Rey flopeas dobles solo para darte cuenta que estás al borde de la extinción. Que todo ha terminado. ¿Podrías seguir jugando al poker como si nada después de que te suceda algo semejante?