Jerson Backmann: «El PLO en México navega sin rumbo actual»
Uno de los Pro más destacados del país compartió su opinión respecto a la modalidad Pot-Limit Omaha a la que se acercó a partir de un accidente que cambiaría su mirada sobre este juego.
La última semana en el PokerStars Championship Barcelona se vivió un Main Event inolvidable para el poker latino, donde solo faltó el trofeo. Pero a las presencias de Andre Akkari y Brian Kaufman
en la mesa final, se sumaron Donald Duarte
y Mauricio Salazar
con un gran desempeño que los llevó al 11° y 14° puesto respectivamente para marcar el mayor cobro en vivo de ambos.
Donald Duarte
Tras el redraw de las últimas tres mesas, el nicaragüense y el colombiano compartieron los últimos niveles del Día 4 sentados uno junto al y otro y stacks muy similares, pero en la mitad inferior del conteo. Duarte, destacado como el primer supernova y uno de los pocos profesionales de su país (aquí pueden revivir una vieja entrevista), se ubicaba a la derecha, por lo que fue la ciega chica de este cruce estelar. Por su parte, Salazar llegaba algo más corto pero con la experiencia de haber sido chipleader del Día 2 y un subcampeonato de SCOOP en la espalda (el artículo también incluye entrevista, y aquí también pueden conocerlo más).
«Hablamos mucho cuando nos sentaron juntos, es un buen tipo y fue muy bueno conocerle. Sobre todo hablamos mucho de su futuro con esto del ban a PokerStars en Colombia», comentó el nicaragüense a CodigoPoker al finalizar el torneo.
El nivel marcaba ciegas 25/50k cuando sus stacks eran de 2 millones y 1.1m respectivamente. La situación llega limpia hasta Donald quien, bajo la atenta mirada de Fernando Romano quien, como comentarista del LiveStream, notaba gestos de nerviosismo en su decisión. «Respira profundo y golpea fuertes las fichas», analizó mientras aumentaba la apuesta a 130k para recibir el call y la mirada profunda de Mao, quien no revisó el flop hasta que Duarte tomó su próxima decisión.
Tras una nueva apuesta de 130.000, y mientras las fichas volaban hacia el centro de la mesa, Salazar corrió su vista para ver A 8 7 en el board y luego volver la mirada hacia su rival. Romano seguía describiendo la tensión del ambiente y la agresividad en los movimientos de Duarte cuando éste esbozó una sonrisa: «con ese gesto traté de simular nervios y una mano más marginal«, agregó el protagonista. Al menos así, provocó el call del colombiano.
Mauricio Salazar
El turn fue un A, «una carta peligrosa porque va a generar muchas veces un nuevo call de Salazar, y si Duarte lleva el As le puede sacar más valor a su mano», según Romano. Aquí el barril fue de 225.000, nuevamente menos de medio pozo, y Salazar pagó. Ahora Donald pasó a cubrirse la boca con el cuello de su camisa, un gesto que tanto podría demostrar signo de bluff o una muy buena mano y la disposición de jugarse el torneo en la parada.
Al river apareció un 10, que podría completar una escalera o darle el segundo par a quien buscaba armarla con la combinación más alta, y Duarte solo tardó diez segundos en decir «all-in», y Salazar tomó una sola ficha con sus dos manos y empezó a jugar con ella mientras se debatía el call o el fold. Fueron dos minutos así, hasta que hubo pedido de tiempo. «Traté de presionarlo a realizar un call con manos como A5 o A6 y que no tuviese tiempo de pensar claramente en mi rango«, adujo Duarte ante esta solicitud.
Así, dejó claro que no estaba convirtiendo damas o reyes. «Al final del día me preguntó que llevaba en esa mano y le dije que tenía AQ. Él me comentó que llevaba K8«.