El poker mexicano, en camino a la profesionalización
Hoy en día si que hay una ruta más definida de lo que se tenía hace años, siguiendo algunos modelos de lo que ocurre en otros países de Latinoamérica.
Por José Litvak
En el artículo de hoy, no hablaremos de lo que no es considerado decoroso en una mesa de poker, pero sí lo haremos de esas conductas que sí se pueden llevar a cabo y no molestan normalmente.
A diferencia de otros deportes, existen conductas o comportamientos aceptados o que no son mal vistos en una mesa de poker.
Por ejemplo, en contraste con el poker familiar o tradicional, en el Texas Hold’em es aceptado el “semblanteo” y el duelo verbal entre los oponentes, para tratar de desentrañar el valor del juego que tienen.
En la mayoría de las salas se permite comer o beber mientras se juega. Claro que la comida y la bebida deben estar fuera de la mesa y ser productos adecuados para no distorsionar o molestar la práctica. Es así que podrás ver a Antonio Esfandiari cargar siempre su ensalada, o a Daniel Negreanu
con sus clásicas botellas “verdes”, y sus snacks saludables de frutos secos. De la misma forma verás a Sammy Farha
con su cigarrillo (siempre apagado).
Parecería ser que, aunque no se permita fumar en los poker rooms, sí está permitido el “vapeo”, ya que si bien produce abundante vapor, éste no resulta molesto para quienes están en las cercanías, aunque esto puede que esté abierto a debate aún. Años anteriores nos consta haber visto una marca de equipos de vapeo sponsoreando el torneo de torneos.
Es aceptable el uso de reproductores de música, pero no así el de teléfonos celulares.
Seguramente habrá más conductas pertinentes o actitudes reprochables, pero lo primordial es hacer lo necesario para pasarla bien, gratamente, en un buen ambiente, ganar amigos (además de dinero) y contribuir a que la actividad sea cada vez mejor considerada.
En suma, como en todos los aspectos de la vida, tratemos a los demás como deseamos que nos traten a nosotros.
Lo que no es poco.