Una disciplina con tanta exigencia mental como el poker puede llegar a generar estrés entre quienes más la practican. No solo está el desafío cognitivo de superar estratégicamente a los rivales, que de por sí genera un desgaste de energía. Los jugadores también se enfrentan a numerosas situaciones de frustración mano tras mano en cada episodio de la varianza desfavorable, como puede ser un bad beat o incluso un profundo downswing. Para poder lidiar con todas estas cosas y más, es importante mantenerse alerta para poder reconocer la presencia de estrés en caso de que aparezca y poder combatirlo antes de que se generen consecuencias más graves.

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El primer paso para reconocer el estrés es identificar la causa. Saber qué fue lo que desató ese sentimiento negativo es importante para  comenzar el proceso. Una vez que se identifica la causa, es importante tomar medidas para combatirlo antes de que impacte negativamente en el rendimiento. Hay algunas prácticas, simples pero efectivas, que se pueden practicar para combatir el estrés.

El burnout puede llevarnos muy a menudo a situaciones de tilt.

Los ejercicios de respiración son muy buenos para calmar la mente y reducir la tensión. Pueden encontrarse ejercicios de respiración con una búsqueda rápida y comenzar a practicarlos antes de una larga sesión. Incluso pueden hacerse durante los breaks de los torneos para «resetear» la cabeza antes de seguir grindeando.

Muchos jugadores también han incorporado la meditación a su rutina de preparación de mindset. Esta antigua práctica puede resultar muy útil para mantenerse calmado y concentrado durante largos períodos de tiempo y en situaciones de presión, lo cual es ideal para el poker.

La meditación ayuda mucho.

Es importante tener una rutina de preparación mental antes de cada sesión. No importa si se trata de repasar manos, visualizar la victoria o relajarse con música tranquila. Lo importante es generar una rutina que ayude a adoptar un estado de concentración y compenetración elevado con lo que se está por hacer. Acostumbrar al cerebro a una serie de pasos rutinarios previos antes de cada sesión ayuda a estar mentalmente mejor predispuesto a la hora de comenzar a jugar.

Por último, pero no menos importante, hay que tener metas realistas para cada sesión. Esto evitará la frustración excesiva e innecesaria por no poder concretar metas demasiado exigentes e improbables. Si bien es positivo aspirar a grandes cosas, no lo es querer abarcar más de lo que se puede. La presión, el nerviosismo y el estrés suelen provenir de las altas expectativas poco realistas.