ESTRATEGIA
Donk Bet: era un movimiento de fish y ahora lo estudian los pro
Te explicamos algunos escenarios en los que una Donk Bet puede llegar a ser una jugada razonable.
En el poker todos buscamos dar con una estrategia ganadora. Existen muchas variantes del juego y dentro de ellas también hay muchas estrategias ganadoras que con el tiempo pueden perder fuerza, pero de analizarlas todas sería muy sencillo encontrar un punto en común: la agresividad, o aggro para los más entendidos, es decir, atacar. Una de las primeras cosas que debemos aprender es que la agresividad en nuestro juego es tan importante como la posición o incluso la combinación de cartas que recibimos.
Cuando damos nuestros primeros pasos y nos interesa aumentar las chances de ganar, es normal encontrar en internet libros, videos o guías que pondrán nuestro juego al menos en la senda correcta. Dentro de nuestros conocimientos haremos lo mejor que podamos y todo aquello que no terminemos de comprender será resuelto por ciertos lineamientos estándar. Si éste es el caso y la estrategia que seguimos es fuerte, cuando vemos nuestra mano en general lo que debemos pensar es: ¿debo subir la apuesta o es mejor foldear?
La opción de hacer limp (o call del mínimo de una ciega grande) puede ser válida, pero no es para nada recomendable. No queremos limpear como una movida estándar, pues no son habituales los spots en los que una subida o raise no sean muchísimo más rentable en el largo plazo. Partiendo de la base de que la agresividad representa fuerza, es decir valor en nuestra mano, es lógico no querer mostrar lo contrario cuando lo que buscamos es ganar los pozos y aún no tenemos un gran control del juego postflop. Existen situaciones en las que nos podría interesar mostrar debilidad con la intención de atrapar a nuestros rivales, pero son spots excepcionales que además podrían ponernos en situaciones difíciles de manejar. Nuestro objetivo, por el contrario, es que la decisión difícil la tenga nuestro rival.
Al limitar nuestras opciones preflop a raise o fold, estamos evitando de algún modo que las manos se nos vayan de control. Subir la apuesta nos dará pie a movidas como una apuesta de continuación, nos permitirá representar una gran variedad de manos fuertes e incluso podremos ganar el pozo sin ver las comunitarias mediante el fold del resto de la mesa. Retirarnos, por otro lado, nos ahorrará muchas fichas en el largo plazo con las manos que podrían ponernos en situaciones inciertas.
Por otro lado, algunas de las ventajas más importantes de un juego agresivo recaen en la capacidad que se nos otorga de ganar una gran cantidad de pozos sin llegar al showdown. Jugar agresivamente manos no tan fuertes nos dará muchos pozos pequeños cuando nuestros rivales resignen sus fichas frente a nuestras apuestas, pero a la vez hará el pozo más grande cuando obtengamos combinaciones de valor. Sin embargo esto no significa que por eso nos podemos permitir jugar manos débiles o que es correcto apostar sin parar. Jugadores competentes podrían adaptarse y simplemente pagar nuestras apuestas con sus manos fuertes, dándonos lugar a cometer errores costosos.
Es nuestra obligación encontrar un balance y por eso la mejor estrategia para recién iniciados es la que solemos conocer como tight agresiva o TAG. Este estilo de juego se basa en seleccionar una limitada cantidad de manos para jugar y hacerlo raiseando o apostando. Nunca de manera pasiva, siempre con agresividad. Si las combinaciones que usamos son premium e ingresamos en juego con iniciativa, las situaciones que se nos presenten después del flop serán en general mucho más sencillas de resolver.
Es posible alcanzar un nivel donde podamos manejar correctamente una estrategia más suelta o loose, pero es imprudente intentarlo sin antes haber dominado por completo un estilo de juego conservador tanto preflop como postflop. A medida que aumente nuestra comodidad en las mesas podemos ir agregando poco a poco manos a nuestro juego preflop, pues si se respeta un balance bien estudiado (tal vez por otros) es muy difícil cruzar la línea que separa un juego matemáticamente incorrecto y de uno correcto.
No es difícil molestar a la mesa apostando o resubiendo constantemente y esto en general los sacará de su zona de confort. La buena noticia es que, con el correr del estudio y miles de manos de práctica, se vuelve claro que no es necesario convertirse en un maníaco para lograrlo. Sólo se trata de tomar la decisión de no colocarse en situaciones inciertas o al menos minimizar esa posibilidad, mientras hacemos lo posible por generar lo contrario en nuestros contrincantes. Por eso cuando salgas a la cancha, hazlo con fuerza. Pero cuando tu mano no te permita incomodar a tu rival, simplemente fold.
Por: Hoozh