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En un entorno financiero cada vez más dinámico y desafiante, la diversificación y la eficiencia en costos se convirtieron en pilares fundamentales para cualquier inversor. En este contexto, los Fondos Cotizados en Bolsa (ETFs) emergen como una de las herramientas más versátiles y accesibles del mercado.
Desde grandes instituciones hasta inversores minoristas, los ETFs marcan la tendencia, ya que ofrecen la oportunidad de invertir en diversos activos, lo que le permite al usuario una exposición eficiente a múltiples sectores e índices de referencia.
A diferencia de las acciones individuales, que representan la propiedad de una sola empresa, los ETFs funcionan como un vehículo de inversión que agrupa una serie de activos financieros, como acciones y bonos, en un solo instrumento.
De esta manera, ofrecen una diversificación inmediata sin necesidad de grandes capitales. Su principal ventaja radica en que pueden comprarse y venderse en los mercados bursátiles como si fueran acciones comunes, proporcionando flexibilidad y liquidez a los inversores.
Además, la mayoría de los ETFs replican el comportamiento de índices de mercado, como el S&P 500, lo que significa que su rendimiento está directamente vinculado a la evolución de dichos índices. Esta característica los convierte en una opción ideal para quienes buscan seguir el mercado sin incurrir en los elevados costos de gestión de los fondos mutuos tradicionales.
En diálogo con Codigo+, el analista financiero Leandro Monnittola explica que la principal ventaja de invertir en ETF es la diversificación. “Hace que no haya necesidad de comprar los activos por separado. La flexibilidad de operarlos dentro del horario de mercado es una virtud también. Da la posibilidad de buscar punto de entrada o hacer un análisis técnico más en detalle”, indica el experto.
Para el estratega, los ETFs son un activo muy útil al momento de armar una cartera por la oferta que existe, ya que los hay muy variados: de acciones, bonos, materias primas, divisas, sectoriales, geográficos y de criptomonedas.
Sin embargo, Monnittola advierte que la desventaja que tienen estos instrumentos es que el inversor no tiene dominio sobre el armado del mismo, por lo que no tiene control sobre la composición de la cartera. “Esto significa que deben confiar en la gestión de ETF para tomar decisiones de inversión. A la hora de incluir ETF en una cartera es importante saber cuál es el subyacente y el riesgo que este tiene”, analiza.
Una de las razones por las que los ETFs ganan tanta popularidad es su estructura de costos. Al ser mayormente gestionados de manera pasiva—es decir, sin la intervención de un administrador que seleccione activamente los activos—sus comisiones suelen ser considerablemente más bajas en comparación con los fondos de inversión tradicionales.
Por ejemplo, el Vanguard S&P 500 ETF (VOO), uno de los ETFs más reconocidos, cuenta con un ratio de gastos de apenas 0,03%, lo que significa que un inversor paga tan solo 30 centavos anuales por cada $1,000 invertidos. En un mundo donde cada punto porcentual en costos de gestión impacta directamente en los retornos finales, esta eficiencia en costos representa una ventaja significativa.
Para quienes buscan ingresar al mundo de las inversiones sin destinar grandes sumas de dinero, los ETFs representan una puerta de entrada ideal. Con la posibilidad de adquirir una sola participación o incluso fracciones de ella, plataformas como Robinhood, TD Ameritrade, E*TRADE y Fidelity han facilitado enormemente el acceso a estos instrumentos, muchas veces sin costos de transacción.
A diferencia de los fondos mutuos, que suelen negociarse una vez al día al cierre del mercado, los ETFs permiten operaciones en tiempo real, brindando a los inversores una mayor flexibilidad para entrar y salir de sus posiciones según sus necesidades y expectativas del mercado.
Monnittola asegura que hoy en día y en medio de un escenario de volatilidad que va en aumento y con un S&P500 (SPY) que muestra cada vez más signos de debilidad, seguimos de cerca el SH (cuyo objetivo es replicar la rentabilidad inversa diaria del S&P 500). Una opción llamativa para los inversores que apuesten a la caída del índice. Esta herramienta, puntualmente, es para perfiles de inversión agresivos.
Para tomar una posición más defensiva, el analista consultado por este medio recomienda el XLP (compuesto por empresas del sector de consumo básico) y el SPLV (que incluye acciones con una variación menor a la del mercado) tienen un bajo beta, por lo que se acoplan en menor medida al principal índice de EEUU.
También está el EWZ, que sigue la cotización de las empresas de mayor capitalización de Brasil, con un objetivo de mediano plazo. Nos resulta atractivo ante una recuperación de los índices macro del país hermano. “Un sector que vemos atrasado es el de biotecnología y farmacia. Nos resulta interesante incluir en las carteras este rubro y encontramos en el IBB hacerlo de forma moderada y administrada”, concluye Monnittola.
El proceso para empezar a invertir en ETFs es relativamente sencillo. Primero, es necesario abrir una cuenta en un bróker o plataforma de inversión en línea. Luego, tras fondear la cuenta, se pueden comprar ETFs ingresando su símbolo bursátil y especificando la cantidad de participaciones deseadas. La elección del ETF dependerá de la estrategia del inversor, sus objetivos financieros y su tolerancia al riesgo.
Para quienes aún no se sienten cómodos seleccionando ETFs por cuenta propia, existen alternativas como los robo-advisors, plataformas automatizadas que construyen carteras de inversión diversificadas utilizando ETFs de bajo costo. Servicios como Betterment han sido pioneros en esta modalidad, ofreciendo soluciones de inversión basadas en algoritmos que optimizan la asignación de activos de acuerdo con el perfil de riesgo del usuario.